MARTIN SANTA SÁNCHEZ
Al hombre y a la mujer se le deben el buen nombre, el respeto, la consideración, la fama, que ha merecido. Cuanto más les conocemos, tanto más nos revelan su personalidad, su carácter, su inteligencia. Con frecuencia el poco dominio de la lengua, “la ligereza en el obrar y en el decir”, son manifestaciones de “atolondramiento y frivolidad”. ¡Y cuántas injusticias se pueden cometer al emitir juicios irresponsables sobre el comportamiento de quienes conviven, trabajan o se relacionan con nosotros!
Toda persona tiene derecho a conservar su nombre, mientras no hayan demostrado con hechos indignos, públicos y notorios, que no le corresponde. Debemos cultivar y defender el debido prestigio profesional, moral y social, justamente labrado, por que forma parte de la dignidad humana. La grandeza y dignidad de la persona humana, está por encima del desarrollo económico y social.
La calumnia, la meledicencia, la murmuración… constituyen grandes faltas de justicia con el prójimo, pues el buen nombre es preferible a las riquezas, ya que, con su pérdida, ambos quedan incapacitados para realizar buena parte del bien que podían haber llevado a cabo. En otras ocasiones, comentar rumores infundados es una verdadera injusticia contra la buena fama de las personas.
El origen más frecuente de la difamación, de la crítica negativa, de la murmuración, ES LA ENVIDIA, que no sufre las buenas cualidades del prójimo, el prestigio o el éxito de una persona o de una institución, propio de gentes que tienen la mente corrompida.
“Es muy fácil descalificar el trabajo ajeno, tirar piedras contra el tejado del vecino sin advertir las goteras del propio”.
Para convivir con todos son necesarias otras virtudes: diálogo, gratitud, cordialidad, amistad, alegría, optimismo y respeto mutuo. El egoista o egocéntrico busca siempre recibir, porque en el fondo sólo se quiere a si mismo. La soberbia es, en efecto, la raiz del egoismo y la principal causa de muchos males. Si no existe la comprensión, la tolerancia, la solidaridad, la justicia, la paz, la caridad y el AMOR, estamos muy lejos de los planes y la finalidad buscada por Dios.