Pascual Polo Díaz – Responsable de la carroza de la Virgen del Castillo – Distinción “Arcipreste José Esteban Díaz – 2012”
Imaginamos que le sorprendió ser el ganador de la distinción ‘José Esteban Díaz»… ¿Cómo lo recibió y cuál fue su primera impresión?
Fue una sorpresa, porque me avisaron la tarde anterior al Sorteo de Insignias, para evitar que me enterara en el acto del Teatro y la verdad, es un mérito como la Asociación de Mayordomos consigue mantener en secreto estas cosas. Estoy muy contento, como es natural, porque recibir un galardón de esta categoría me honra. Yo conocí a José Esteban Díaz, párroco de la Purísima en épocas muy difíciles y que hizo mucho por las Fiestas de la Virgen. No me lo esperaba, pero tanto yo como mi familia estamos muy felices.
¿Cuál es su vinculación con las Fiestas de la Virgen? ¿Lleva mucho tiempo participando en las mismas?
Pues teniendo en cuenta que tengo 72 años, llevó participando más de 65 años en las Fiestas. Cuando tenía siete y mi padre fue Clavario ya salí con él llevando la pólvora y al año siguiente fui Paje. Fui Mayordomo de la Bandera en 1977 y he estado en la Escuadra Capitán Zaplana 1ª del Bastón hasta el año 1984, cuando pasé a ocuparme de la carroza de la Virgen.
¿Cómo fueron esos comienzos?
Mi antecesor en el cargo, Juan Pascual Carpena se hizo muy mayor y la Asociación de Mayordomos me propuso que le relevara. Estuve dos años con él, formándome y aprendiendo todos los detalles necesarios para desempeñar mi labor. Él fue mi maestro y es una persona a la que recuerdo con mucho aprecio. Desde entonces hasta hoy, casi 28 años después, desempeño esta tarea de manera ininterrumpida.
¿Cuál es función exactamente como responsable del trono de la Inmaculada durante el año y concretamente en las Fiestas de la Virgen?
La labor es básicamente de conservación y de cuidado de la Imagen, porque este trabajo no es solamente conducir la carroza. Soy el responsable de bajar el Camarín el día 4 de diciembre para que la Corte de Honor de la Virgen lo prepare, el día 5 ponemos las andas y a partir de ahí mi función es conducir a la Patrona y estar vigilante para que no se dañe con los árboles o el cableado que vamos encontrando en los diferentes traslados. Se requiere mi presencia continua, como es el caso de el mediodía del 7 de diciembre cuando hay que colocarla en el altar. Pero he de decir que cuento con una ayuda inestimable, la de los voluntarios que año tras año me echan una mano.
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