A partir de este número, el primer jueves de cada mes llegará a todos nuestros "Yeclanos por el Mundo", la nueva sección de SIETE DIAS YECLA firmada por el estudiante de Periodismo afincado en Madrid Ángel Villascusa. Esta semana la protagonista es Judith Zafrilla Ortiz, quien desde mayo de este año trabaja como auxiliar de cuidados sanitarios en una residencia de ancianos en Castlebar, Irlanda, después de haber viajado en varias ocasiones a aquel país. Si conoce a yeclan@s que residan fuera de nuestro país, envíenos sus datos y correo electrónico para contactar con ell@s al e-mail: direccion@sietediasyecla.daemon4.com
“Echo de menos a mi familia y mis amigos”
Ni el frío, ni la lluvia, ni la alta tasa de paro del país de destino alejaron a esta joven yeclana de Irlanda. Aunque Judith Zafrilla Ortiz (1993) ya había viajado al país en tres ocasiones, no fue hasta mayo de 2013, cuando, con un contrato de trabajo, decidió volver para quedarse. Su relación con la isla Esmeralda comienza, como cualquier historia de amor adolescente, a los 16 años y durante unas largas vacaciones de verano. En 2010 viajó hasta allí sola por primera vez y se enamoró perdidamente, tanto, que incluso llega a decir que antes de mudarse, Irlanda ya era su segundo país. Judith trabaja como ‘health care assistant» (auxiliar de cuidados sanitarios) en una residencia de ancianos de Castlebar, noroeste de Irlanda. Su turno es largo, muy largo. Hay días que supera las doce horas, pero no lo lleva mal. “He visto cosas duras. Necesito mucha paciencia, pero lo acepto. No haría algo que no me gustara”.
¿Cómo encontraste este puesto de trabajo?
Quería trabajar fuera de España y ayudando a la gente. Había enviado el currículum a Greenpeace Austria y Green-peace Holanda cuando me llegó la oferta. Una amiga de mi madre supo que buscaba trabajo fuera y me comentó que necesitaban a alguien con alto nivel de inglés y experiencia con ancianos.
¿Te ha costado más acostumbrarte al país o al trabajo?
A Irlanda ya estaba acostumbrada, era como mi segundo país y siempre quise volver. Lo que más me ha costado ha sido adaptarme a las condiciones del trabajo, a jornada completa y todo el día fuera, doce horas diarias de media. Después solo puedes llegar a casa y dormir.
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