> Hasta quienes no disfrutaron la suerte de tenerla como profesora le mostraron siempre admiración y respeto > En palabras de Azorín Cantó, “sus enseñanzas, su pedagogía, clases modélicas y entusiasmo contribuyeron a la formación de sus alumnos”
Incluso las personas que no disfrutaron la suerte de tenerla de profesora han exhibido siempre hacia Carmen Ortín Marco una profunda admiración por el respeto, sabiduría y saber estar que siempre transmitió a todos sin excepción. Y fue esa sincera y permanente consideración hacia esta profesora magistral la que empujó el pasado martes a cientos de asistentes a sumarse al último adiós en una iglesia de San José Artesano que se quedó pequeña para albergar la muestra de afecto multitudinaria con la que la despidieron alumnos, compañeros de profesión, convecinos, allegados más íntimos y familiares… Tomando prestadas las palabras que el colaborador de este periódico Martín Azorín Cantó le dedica en este número, “sus clases modélicas, su inefable pedagogía, su entusiasmo porque aprendiésemos, su paciencia… hacían agradable la asignatura. Sus enseñanzas contribuyeron eficazmente en la formación de sus alumnos. En su vida, fructífera, ha dejado su impronta personal. Sus clases y sus escritos, elogiables, son dignos de emulación…”. Carmen Ortín Marco nos ha dejado tras de sí ese resplandor que siempre brillará en la memoria de quienes tuvieron la enorme suerte de conocerla.