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«En Irán cuentan con sistemas educativos y sanitarios verdaderamente excelentes»

Javier Hernández Díaz (Yecla, 1979), especializado en Física Nuclear, lleva tres años y medio viviendo en Teherán, la capital de Irán, donde lleva a cabo su doctorado en Lengua y Literatura persa y además trabaja como profesor asociado de español

Eres de los pocos españoles que reside en Irán, donde te instalaste en 2014…¿Qué razones te empujaron a trasladarte a este país islamista?
Aunque estudié Física, con especialización en Física Nuclear, siempre he sido un apasionado de la cultura islámica. He cursado Estudios Islámicos y Semánticos en la Universidad de Barcelona. Ya hace ocho años fui a Irán con una beca y al regresar en la Universidad Autónoma de Barcelona me propusieron enseñar el idioma iraní, al mismo tiempo que trabajaba como traductor en la Unidad Básica Policial de los Mossos de Esquadra. Fue al acabar esta etapa profesional cuando me planteé estudiar Iranología. Eso motivó mi decisión de instalarme en Teherán para hacer un doctorado y poder cumplir en un futuro mi sueño de abrir en España un departamento académico de Iranología en cualquier Universidad. Estoy viviendo allí porque quiero ser iranólogo ‘in situ».

¿En qué estás trabajando allí desde que llegaste? ¿Estás a gusto?
Trabajo en la Universidad pública iraní Allameh Tabatabai, en Teherán, dando clases de castellano a iraníes y me siento muy a gusto allí. Al mismo tiempo, estoy cursando mi doctorado en Lengua y Literatura persa. Estoy muy satisfecho porque la educación pública en Irán tiene un gran nivel y la gente, compañeros, alumnos, son muy agradables.

¿Cómo es la vida en Irán? Porque a priori no parece un país muy fácil para el día a día en cuanto a muchos aspectos sociales…
Creo que existen muchos prejuicios sobre este país. Los iraníes son más abiertos puesto que han conocido otras religiones y tienen una buena concepción del Islam. Es un sistema islamista chiíta y es más progresista. Por ejemplo, el Gobierno iraní no reprime a la mujer. Hay diputadas en el Parlamento, ejecutivas, empresarias y se celebra el Día de la Mujer Trabajadora. La homosexualidad sí es un tabú por la tradición y está penada, pero no se está siendo tan represivo como en épocas anteriores. Esperemos que esta situación vaya cambiando. Y algo que no se conoce mucho es que la transexualidad sí está permitida y el Estado se hace cargo de estas operaciones de cambio de sexo siempre que vengan avaladas por un certificado médico. Irán es un país de grandes contradicciones. Por ejemplo, Internet está censurada, pero a la misma vez se venden antifiltros para sortear dicha censura.

¿Cuáles han sido las sorpresas más positivas que has tenido en el transcurso de estos tres años de convivencia?
La primera sorpresa es que el carácter iraní es parecido al español, Son bromistas, simpáticos y algo que a mí me hace conectar mucho con ellos es su gran pasión por la cultura. Es un país que ha dado siempre mucha importancia a la Literatura, a la poesía. La cultura española está muy de moda. Hay verdadera pasión por las obras de García Lorca como “Yerma” o “Bodas de sangre”. También cuentan con aceptación Camilo José Cela, Vargas Llosa, Roberto Bolaños y son un éxito las películas de Luis Buñuel. Y la sanidad pública es excelente. Doy fe porque me operé allí de miopía. La cobertura médica es universal y funciona muy bien.

¿Qué se puede hacer en Irán para divertirse? ¿Cómo es el ocio de la gente joven?
El concepto de ocio es distinto, porque por ejemplo no existen los bares, aunque sí hay cafeterías tradicionales donde tomar un té y usar la cachimba, la famosa pipa de agua, pero poco a poco han ido abriendo más cafeterías que incluyen conciertos y música en vivo. También hay cines, pero sólo proyectan producción nacional y aunque algunas son muy buenas, son poco exportables, no son muy comerciales. Aquí no se pueden encontrar las típicas superproducciones de Hollywood. Lo que sí se está imponiendo son las fiestas privadas en las que no se encuentra ninguna diferencia con cualquier discoteca europea. Pero se celebran en domicilios particulares de gente de clase acomodada. La gente se divierte pero de una forma más privada.

Irán es un país con grandes riquezas naturales pero afectado por sanciones internacionales, ¿no es así?
Así es. Es tres veces más grande que España y tiene una gran diversidad, desde bosques a desiertos sólo de sal. El Norte de Irán por ejemplo tiene una gran vegetación y hay pistas de esquí abiertas todo el año. Se está abriendo mucho al turismo y ya me he encontrado alguna vez con españoles. La delincuencia no existe. Es un país muy seguro. Que el presidente Rohani haya sido recientemente reelegido invita al optimismo para lograr una mayor apertura, pero las sanciones, sobre todo las de Estados Unidos, han afectado a la clase media y también hay restricciones en los visados a los iraníes para poder viajar a Europa. Espero que la situación pueda ir mejorando.

¿Qué echas más de menos de Yecla? ¿Vienes a menudo?
Lo que más se extraña, además de la familia, es la comida. El vino, las tapas, las gachasmigas. Paso dos meses al año en España, en el verano. Este mes de septiembre ya regreso a Teherán y no tengo previsto volver hasta el verano de 2018. Pero estoy encantado porque esa estación en Irán es insoportable por el calor tan fuerte que suele hacer.

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