Por Alfonso Hernández Cutillas
Con traje de gala y sin arcabuces, la comitiva partirá este año de la Iglesia de San Francisco para dirigirse hacia la calle de Concejal Sebastián Pérez, emblemático lugar delimitado por la Plaza Mayor y la torre renacentista de la Iglesia Vieja. El acto del “Beso a la Bandera”, simboliza el amor, el respeto y el sentimiento hacia dicha insignia.
Pero también es un acto público que corrobora nuestra fe mariana, en el que puede reafirmarse todo creyente que lo desee.
Llegada la comitiva, los pajes se colocan en la tribuna y las distintas Agrupaciones de Escuadras cubren carrera dando frente a la tribuna. Acto protocolario, elegante y vistoso, donde cada uno de los componentes de las escuadras que conforma la Compañía Martín Soriano Zaplana, al son de la música y los himnos marciales, besan la Bandera. Es sin duda la promesa de ser fieles a lo que tan preciada insignia significa, realizado horas antes de que los arcabuces de la Alborada anuncien que la Patrona está a punto de bajar a la ciudad.
Finalizado el acto el Mayordomo de la Bandera se coloca en el centro para realizar por vez primera en estas fiestas, el “juego de la Bandera”. A la finalización la jugarán por orden cronológico los cinco últimos Mayordomos, acompañados de sus respectivos Mayordomos de la Insignia del Bastón. El acto finalizará nuevamente con el “juego de la Bandera” por el actual Mayordomo de la referida insignia.