(Por Liborio Ruiz Molina)
Se acusa al alcalde de “compadreo” con las autoridades políticas de Murcia y a mí de falsear la realidad en cuanto al contenido patrimonial de la sierra
El lunes, a mediodía, escuché la radio. Tertulia Onda Cero. Tema Sierra del Cuchillo. Motivo de la tertulia, el revuelo levantado por el abogado de una sociedad de propietarios afectados por la Declaración de Bien de Interés Cultural con categoría de Sitio Histórico. Anunció a bombo y platillo que va a impugnar ante los tribunales el acuerdo de declaración tomado del Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de Murcia y publicado en el Boletín Oficial de la Región de Murcia de fecha 28 de diciembre de 2018. Habrá que ver cuándo se formalizó tal impugnación, si es que se formalizó dentro de los plazos establecidos. Creo que sería muy bueno, sobre todo para algunos tertulianos despistados que accedan a la declaración y la lean. Es un “ratico” y el acceso es inmediato vía internet; en ella encontrarán las respuestas del cómo y el porqué de este asunto.
El letrado amenaza “tirar p’alante”, esta vez a través de la televisión local, si no se le abonan a sus clientes la friolera de 2,5 millones de euros, que según él les prometió el alcalde por la compra de esta propiedad. El alcalde dice que “nones”, que promesa no ha habido y que ante la oferta de venta e iniciado el expediente correspondiente, los servicios jurídicos de nuestro Ayuntamiento reparan en que hay serias dudas para demostrar que el oferente sea el propietario de las tierras que nos ofrece en venta. Consecuencia, se paraliza el expediente de compra-venta. Nadie en su sano juicio compra algo a alguien que no pueda demostrar la propiedad de lo que pretende vender. Aclárese tal circunstancia y establézcase lo que en justicia correspondería pagar por lo que se ofrece; es lo que toca.
Lejos de ello se insiste en los 2,5 millones de euros y se empieza a ver una confabulación judeomasónica que apunta a que el alcalde en connivencia con el que suscribe, y actuando por lo visto de mala fe y con la idea fija en no querer pagar un duro, él y yo, hemos organizamos todo un montaje sobre los valores patrimoniales que tiene la sierra, acelerando el proceso en la declaración para evitar el que se pudiera explotar una cantera que como se sabe fue la intención inicial de esta sociedad de propietarios. Para ello se acusa al alcalde de “compadreo” con las autoridades políticas de Murcia (en estos términos se expresó el señor abogado de marras en la televisión local), y a mí de falsear la realidad en cuanto al contenido patrimonial de la sierra, y para esto otro, por lo visto, se contrata a un arqueólogo que desmonte mi “tinglado”. Eso sí, no sabemos ni el nombre ni los apellidos de este “arqueólogo justiciero”, ni de su credibilidad como tal arqueólogo, ni tampoco sus argumentos.
A estas alturas de la partida, alguien no está jugando limpio. Veremos al final de este asunto, si es que tiene recorrido, quién es quién. La declaración de BIC de la Sierra del Cuchillo con la categoría de Sitio Histórico, hago mías porque puedo las palabras que justifican la declaración, entendiendo ésta “en el nuevo contexto social y económico de Yecla que otorga una enorme importancia emblemática y patrimonial a las antiguas explotaciones industriales tradicionales y al patrimonio etnográfico y arqueológico y que ha merecido igualmente el reconocimiento del Ayuntamiento que ha `puesto de manifiesto la petición realizada por el mismo al respecto para la declaración que nos ocupa. La delimitación del área seleccionada y propuesta como Bien de Interés Cultural de la Sierra del Cuchillo ha sido realizada atendiendo a la vertebración del paisaje y del patrimonio cultural con el patrimonio natural asociado, directa o indirectamente con la historia de la zona y sus valores simbólicos. Además se han tenido en cuenta otros valores de carácter medioambiental, espacial, industrial y etnográfico que conceden al Sitio Histórico demarcado un lugar de interés plural”.
El gato escaldado del agua huye. Si no, vuelvan la vista hacia la Sierra de la Magdalena y saquen sus propias conclusiones.