Una colosal pasión de la hinchada que se ha dejado la piel y la voz pero sin perder nunca el decoro ni las formas
Afirmar que el ascenso a Segunda B del Yeclano Deportivo es también el ascenso de los aficionados no es, ni mucho menos, echar mano de una frase pamplinera. Porque no es una casualidad que justamente esta temporada los aficionados yeclanos hayan incrementado su asistencia al Campo de la Constitución y el vibrante empuje que protagonizan, especialmente encabezados por el auge sin marcha atrás de la Peña Curvabar, desde el minuto uno con sus incansables ovaciones, su incombustible vitalidad y todos y cada uno de sus inagotables cánticos que ciertamente han dado un aire de máximo optimismo desde el inicio de la temporada.
De ahí que afirmemos rotundamente que el tesón y la energía de la que ha hecho gala el Yeclano Deportivo hasta alcanzar el sueño de la Segunda B ha ido de la mano en todo momento de la mejor afición de la historia del Fútbol en Yecla, en cada partido, en cada jugada, en cada lance a favor o en contra. Y esa entrega incondicional de los seguidores hacia su Yeclano Deportivo y, en la misma medida, de la plantilla, directiva y todo el cuadro técnico hacia sus seguidores locales ha dado el mejor y más esperado de los frutos. Hablamos de la consolidación de una gran proyecto azulgrana que se ha hecho realidad y, al mismo tiempo, hablamos de la colosal pasión de una hinchada que ha sabido dejarse la piel y la voz animando hasta límites insospechados pero sin perder nunca el decoro ni las formas cuando las circunstancias han sido adversas. Una excelente actitud que sin lugar a dudas también se ha merecido a pulso ascender de categoría.
