Una reflexión sobre lo sucedido en estos dos fatídicos meses que hemos pasado y, de los que nos queda por pasar, me lleva a escribir sobre sanitarios, políticos y víctimas de la pandemia, haciendo hincapié en esa población tan vulnerable formada por las personas de mayor edad. Verán ustedes, desde hace años se utiliza el termino genocidio para definir la terrible destrucción de grupos de personas por razón de su religión, raza, etnia o discapacidad. Más recientemente, se han acuñado otras palabras como “feminicidio” o “ecocidio”, para hacer referencia a la violencia contra las mujeres o los daños al medio ambiente. Los políticos y los tertulianos no paran de utilizar estos términos en los medios de comunicación, pero oh sorpresa¡¡ no los he escuchado nunca mencionar estas palabrasinexistentes en nuestro diccionario: “sanicidio”, “geronticido”, “pobricidio”.
“Sanicidio”
Médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, administrativos, técnicos de mantenimiento,personal de ambulancias…representan un colectivo profesional que se ha visto especialmente golpeado por la pandemia.
Las cifras se quedan obsoletas antes de ser publicadas, pero ya verán que, cuando recapitulemos, más de la mitad de los sanitarios habremos sufrido la enfermedad. En Italia, han fallecido más de un centenar de médicos (muchos ya jubilados que volvieron a apoyar esta lucha), y España es, con diferencia, el país del mundo con más profesionales sanitarios contagiados por el coronavirus, con cifras que superan el 20%, con más de40.000 casos confirmados y cerca de 1000 nuevos infectados cada día, de los que más del 65% son enfermeras.
Al menos 50 sanitarios han fallecido ya, de ellos 37 médicos. Estas cifras se quedarán cortas porque, miren ustedes, en el servicio de neumología que dirijo, los médicos contagiados hasta ahora representan la mitad de una plantilla de diez. Estos datos tan aterradores, que han puesto en muchos momentos en jaque al sistema sanitario por la falta de profesionales, han sido debidos a una ausencia de medidas de seguridad y de protección y a la demora en la realización de pruebas diagnósticas, en un colectivo especialmente sensible.
En palabras del profesor López Acuña, los sanitarios “fuimos a la guerra sin protección”: ausencia de equipos de protección individual sustituidos por bolsas de basura y batas no impermeables, falta de mascarillas adecuadas sustituidas por mascarillas defectuosas, deficiente delimitación de zonas limpias y sucias…etc. La infección nosocomial (centros sanitarios), sobre todo de casos no sintomáticos, ha llevado a una transmisión bidireccional entre sanitarios y enfermos y entre los propios sanitarios. La cosa no acaba aquí y, en palabras de Julio Mayol, “me preocupa el trauma emocional que quedará en los que se están jugando la vida”. Ya tendremos tiempo de hablar de esto, cuando llegue el bajón de adrenalina que actualmente tenemos.
Mientras tanto, el Gobierno, los gobiernos, no deben permanecer ciegos ni hacer oídos sordos a esta realidad. Deben reflexionar y ver que han hecho mal. Aunque, por desgracia, para muchas personas,esto ya no tendrá solución, si puede servir para afrontar, con más garantías, pandemias venideras. La sociedad no puede permanecer muda ante esta situación y debe hablar, demandar explicaciones y exigir responsabilidades derivadas de la mediocridad y la posible negligencia de la administración.
“Geronticidio”
De la unión de la raíz griega -geronto que significa viejo, anciano y de la raíz latina -cidio que significa matar podría resultar un término, no aceptado por la RAE, al que podríamos llamar, en palabras del doctor argentino Lucio Criado, “gerontocidio”. Refleja bastante bien otra parte de lo que ha sucedido estos días en plena vorágine de la pandemia por el Covid19 y las desastrosas consecuencias que un virus “geronticida” ha provocado en toda la población mundial.
Y hablo de un virus geronticida porque se ha cebado en las personas mayores de 70 años y,en especial, en aquellos que residen en residencias geriátricas. Los poderes políticos(financiadores del sistema de salud a través de los impuestos que pagamos)miran en silencio como elgasto en sanidad sube, en muy poco tiempo, de forma exponencial y se preguntan ¿quién va a pagar todo esto?
Sin embargo, ya se han puesto a calcular cuánto van a ahorrar en pensiones, medicación, hospitalizaciones, dependencia, residencias…después de quitar el gasto fijo anual que supondría “mantener” a los enfermos que han fallecido:ancianos pluripatológicos, bronquíticos, diabéticos, hipertensos,cardiópatas, con demencia u otras enfermedades crónicas etc,.
Estoy seguro de que están haciendo las cuentas para calcular el ahorro que supone este gerontocidio ocasionado por el coronavirus y poder rehacer los presupuestos. Es muy triste ver que una vez más nuestros padres y abuelos, que se han ido silencio, se van a hacer presentes para intentar arreglar un poco este desaguisado.
El virus mientras tanto, continua de forma inexorable consumando su“geronticidio” directo. Entre 25.000 y 40.000 personas han fallecido ya (esta dramática cifra seguirá aumentando y no me atrevo a aventurar cuando parará). Además, desconocemos cuantos más han muerto como consecuencia de la menor atención médica durante estos meses, al tener que destinar todos los recursos sanitarios a tratar alos infectados por el virus.
Pues bien, más del 86% de los fallecidos son mayores de 70 años, y si añadimos el bloque de edad que va desde los 60 a los 69 años, esta cifra aumenta un 9% más y se sitúa en el 95%¡¡¡ Entienden ustedes ahora que hable de “geronticidio”,porque es lo que más se parece a lo que se está produciendo, es decir estamos asistiendo a la destrucción de un grupo de personas en razón de su edad y sus enfermedades crónicas y el causante es un virus.
Pero, por si faltaba algo, y para completar este panorama tan desolador nos enfrentamos a un“geronticidio” indirecto derivado de la soledad y el aislamiento. Hablamos de calidad de vida y de salud, pero que ¿calidad de vida tienen estas personas mayores, que no aciertan a entender que está pasando y permanecen aisladas de sus seres queridos en las residencias o solas en sus domicilios?Tenemos confinados a nuestros mayores desde hace más de dos meses, parece que va para largo y seguimos, siguen, sin saber qué hacer con ellos, de qué forma actuar.
Comités de expertos(los que lo hicieron mal al principio), piensan ahora que lo mejor deberías ser dejarles encerrados y sin visitas hasta final de año ¡¡. Así,recurren ahora a la solución más fácil, cerramos, tiramos la llave y nos evitamos problemas con los supervivientes que, de esta forma, se encontraran protegidos del virus (en teoría) y los políticos que los han nombrado evitan la denuncia social de más muertos.
Habrán pensado aquello de que ojos que no ven, corazón que en este caso si siente, el corazón de esas personas vulnerables, aisladas, sin entender muy bien porque y el corazón destrozado de los familiares que ansiamos verlos y traerlos de nuevo a este mundo, a la realidad que nos quede. Poder explicarles, si lo pudieran entender, que no los hemos dejado abandonados y que no habíamos desaparecido, pero que una nefasta planificación ha impedido que, ni siquiera a través de un cristal y tomando todas las medidas de seguridad necesarias, hayan pasado meses, para ellos años, sin poder ni siquiera verlos.
Los niños salen ya a la calle y, sin embargo, no se atisba que para los mayores, sobre todo de las residencias, se estén considerando soluciones seguras, que sin duda existen.Como ocurre en el caso de los sanitarios el trauma emocional que están sufriendo pasará factura. Mientras los “expertos” deciden que hace pues, nos tocará esperar….
“Pobricidio”
Si esto está siendo siendo así en España, con un sistema sanitario y unas infraestructuras de primer nivel, piensen ustedes que está sucediendo en países pobres y economías deprimidas de África, de Asía y de América. Por desgracia, a todos parece importarnos poco, están, estamos, acostumbrados a situaciones similares (guerras, hambrunas, disenterías, cólera, malaria, tuberculosis, ebolas…etc), a que mueran ingentes cantidades de personas, a expectativas de vida que no superan los 50-60 años.
La triste realidad es que el covid19 no representa para ellos ninguna novedad, lo incorporaran casi sin enterarse al resto de enfermedades que los matan y ya está¡. Lo que para nosotros está siendo terrible, ellos lo viven todos los días. Este drama no ocupara demasiado espacio en las noticias y nunca sabremos cuantos han enfermado y cuantos han muerto, pero la tragedia puede alcanzar proporciones gigantescas.
Finalizo con un mensaje de optimismo, las cosas van mejorando, pero recuerdenque, hasta que dispongamos de un tratamiento eficaz, la solución está en la colaboración de todos. Debemos tatuarnos a fuego la prevención: mascarillas, distancia, jabón, alcohol, lejía, cloro…etc, eso sí, sin intoxicarse ni ingerirlo, como proponía hace poco el inefable Donald Trump.
Dedicatoria
A mi madre, Guillermina González-Moro, 83 años, dependiente total, ingresada en una residencia de Yecla, sin afortunadamente casos de coronavirus, pero a la que desde hace más de dos meses que no vemos y no le podemos hacer llegar nuestro cariño y nuestra presencia. Mamá, nunca has estado sola¡¡¡. Una luchadora¡¡¡