Nuestra salud, nuestra vida y la de quienes nos rodean, más que nunca está en nuestras manos
La tan temida segunda ola de contagios anunciada para el otoño ya está aquí y no ha hecho más que empezar. Y sus consecuencias han llegado con bastante más virulencia que durante los primeros meses.
Sin entrar en las consideraciones políticas y sanitarias que todos tenemos en mente para no echar más leña al fuego, debemos comenzar por mentalizarnos de que por desgracia hemos bajado la guardia. Es necesario que hagamos examen de conciencia porque depende de nosotros, solo de nosotros, la contención de los contagios que continúan en escala ascendente sin por el momento síntomas de mejora.
Es primordial que nuestra conducta transmita a quienes nos rodean en la familia, en el trabajo, entre amigos o vecinos, que estamos ante un enemigo letal e invisible que viene a por nosotros con un goteo constante de fallecidos.
Porque este virus mata o, lo que es lo mismo, nuestra salud, nuestra vida y la de quienes nos rodean, más que nunca está en nuestras manos y en nuestra capacidad de actuar con extrema prudencia y responsabilidad. Hablemos por ello claro y con contundencia: Esta situación nos la tenemos que tomar bastante más en serio.