Mehdi Bri Chibani. 50 años. Llegó a Yecla en 1996 y tras pasar por varias empresas de las que salió al llegar la crisis. Hoy atiende su tienda de informática que compagina con su gran pasión por leer y escribir
Los libros son como las personas: no existen dos iguales. Pero además el libro de Mehdi Bri Chibani tampoco se parece a ningún otro libro porque la vida de este inmigrante marroquí establecido en Yecla nada tiene que ver con la vida de sus compatriotas que, como él, llegaron en busca de un futuro tan solo un poco mejor, por medianamente incierto que fuera, al que en su país no habría tenido acceso. ‘Ladrones de relatos. Al Falaka’ (2019) está basado en hechos reales pues narra en primera persona la vida de Mehdi antes de llegar a España.
El título es la sinopsis más acertada del libro, ‘Al falaka’: “Una forma de castigo o tortura que consiste en dar azotes en las plantas de los pies con un palo o una cuerda”, como lo describe el propio autor en uno de los 19 relatos en los que Mehdi va rescatando los recuerdos que para siempre se han quedado entre penurias en la trastienda de su memoria de sus años de adolescencia y juventud en Rabat.
Mehdi nos habla de su padre Alí, que trabajaba en una imprenta del Ministerio de Educación; su madre Rkia, ama de casa, o sus seis hermanas y cinco hermanos. Nos desgrana el choque generacional de la sociedad rabatí en los años 70 y 80, el respeto férreo a los mayores, las arcaicas y arraigadas costumbres en contraste con la incipiente mentalidad de los más jóvenes, la omnipresencia de la religión, el estricto sistema educativo, su pasión por la escuela y los libros que no tuvo más remedio que abandonar para ayudar en casa consiguiendo su primer empleo como vendedor en una zapatería… Un retrato social vivido, y padecido, en primera persona en un entorno de necesidad y escasez, incomprensión y desamparo, que hicieron de Mehdi un niño tremendamente introvertido y soñador. Y su sueño no era otro que volar, volar a donde fuera con tal de poder abrir sus alas y escapar…
“Desde muy pequeño, he escrito en cuadernos mis pensamientos e ideas para desahogarme; pero acababa rompiéndolos. Al llegar a España empecé a escribir en el ordenador sobre todos mis recuerdos. Un día haciendo limpieza se me ocurrió recopilar algunos y darle formato de libro para que quedaran más organizados, pero sin ninguna otra intención. Pensaba que mis recuerdos no interesarían a nadie, sólo quería dejar escrito un poco de mi vida”, cuenta Mehdi antes de desvelar lo que realmente le llevó a publicarlo: “Enfermé y creía que me iba a morir. Fue entonces cuando pensé que si moría no iba a dejar ningún testimonio de mi paso por el mundo y eso me hizo decidirme a publicarlo”.
Sin embargo enseguida llegó a la conclusión de que publicar un libro iba a ser un empeño caro. Pero no se vino abajo. Indagó en Internet sobre los pasos a dar para auto publicarlo y conoció que a través de Amazon podría editarlo y difundirlo gratis. Ahora está decidiendo si lo quiere vender en las librerías de Yecla (pone muchos reparos en darse a conocer). Por el momento solo se puede adquirir en su tienda de informática de la calle Hospital, Pc Bri.
“No sé todavía lo que haré. Pero yo sigo escribiendo, como siempre, porque es una manera de desahogarme, de reflexionar, me ayuda a pensar, a recordar y a la vez me hace sufrir cuando no encuentro las palabras adecuadas para expresarme”.
Una historia de superación y amor a primera vista
Mehdi Bri Chibani (Rabat, 1970), llegó a España con 26 años en agosto de 1996. Acaba, de cumplir, pues, medio siglo. Viajó primero en autobús de Rabat a Ceuta donde le aguardaba su hermano Mohamed, para continuar juntos en barco hacia Algeciras y seguir en coche hasta Yecla desde donde pensaba dirigirse hacia Inglaterra. Pero al llegar encontró trabajo en una fábrica de muebles y decidió probar suerte en esta tierra. Mehdi llegó sin saber hablar una sola palabra de nuestro idioma por eso se apuntó a las clases de español para extranjeros en la Escuela de Adultos.
Allí conocería a la que hoy es la mujer de su vida, Antonia Muñoz, su profesora con la que comenzó una relación de amistad que les llevó a casarse en 2012, el mismo año que decidió montar su actual tienda de informática al quedarse en el paro tras pasar por varias empresas que cerraron con la llegada de la crisis.
Mehdi asegura que “Yecla es un pueblo acogedor, pero la integración depende principalmente de la voluntad de cada personas. La integración de cualquier extranjero siempre es un reto porque venimos de culturas muy distintas”.