Al cumplirse dos meses de la muerte de Miguel Ortuño Palao, rescatamos la entrevista que junto a su esposa, Carmen Ortín Marco, fallecida en 2017, mantuvo este periódico en junio de 2006 con el matrimonio de profesores tras hacerse público que ambos recibirían el ‘Premio a la Mejor Labor Docente’ en la edición de aquel año.
¿Recuerdan en qué momento concreto de sus vidas decidieron dedicarse a la enseñanza y por qué motivo?
(Miguel y Carmen) Desde siempre, porque lo hicimos por vocación y no buscando una manera de vivir, como se hace ahora. No hubiésemos servido para otra cosa y es algo que hemos tenido claro desde muy jóvenes.
¿Cómo afrontaron el momento de la jubilación? ¿Qué sensación les inundó el día que dieron su última clase en un centro?
(Miguel) La palabra sería una sensación agridulce, ya que por un lado pensé que tendría tiempo disponible para dedicarme a investigar y escribir, que es lo que hemos hecho todos estos años, pero por otro lado sabía que no vería más la cara de los muchachos, preguntando y aprendiendo de ellos.
(Carmen) Lo recuerdo como un día muy triste. Los dos escribimos unas notas a nuestros alumnos de despedida, para agradecer todos los años de enseñanza.
Sin embargo, ustedes nunca han cesado en su labor docente. Después de jubilarse como ‘maestros’ han seguido trabajando en impulsar un sinfín de iniciativas y actividades culturales y en la publicación de muchísimos libros. Imaginamos que les resulta imposible dejar a un lado su espíritu investigador y didáctico.
(Carmen) ¡Qué va!, nos pasamos todas las tardes trabajando, de tres y media a nueve de la noche. No paramos, ni siquiera nos planteamos el hacer otra cosa. Ahora Miguel está preparando una ponencia para la reunión de cronistas oficiales que va a tener lugar en Madrid, y está investigando sobre todo lo que escribió Azorín acerca de la capital de España.
También resulta imposible resumir en unas líneas una trayectoria tan amplia y fructífera como la de ustedes. Pero de todos sus años dedicados a la docencia, ¿qué experiencia o situación concreta ha sido la que más ha perdurado en su memoria?
(Miguel y Carmen) Sin duda alguna el cariño de los alumnos, que te recuerden aunque hayan pasado muchos años. Todavía nos paran por la calle y nos recuerdan. Incluso una vez estando en Ankara oímos en la lejanía: “¡Don Miguel!” Era un alumno que nos tenía un gran cariño y esto es sin duda el mejor premio del docente. Si te portas bien con los alumnos, no te olvidan y eso que éramos rigurosos, (más Carmen que yo), pero ayudábamos mucho a los alumnos.
¿Por qué creen que hoy se critica tanto el actual sistema educativo? ¿Qué aspectos o quiénes son responsables de que siga aumentando el fracaso escolar y sea cada vez más complicado erradicar de las aulas la desmotivación, la rebeldía incontrolada o la violencia contra el profesorado?
(Miguel) Hace falta una mayor disciplina en cuanto a las costumbres, más autoridad de los profesores y también por parte de los padres. Y por supuesto hace falta una mayor exigencia intelectual, porque los alumnos van a acabar sin saber gran cosa.
(Carmen) No nos gusta el sistema educativo actual. Yo no era partidaria de poner muchos deberes, pero cuando a mis hijos se los ponían no se acostaban hasta que no los terminaban. La Logse acabó con todo, pasar de curso con tres asignaturas pendientes es algo increíble. En Europa se exige más y los españoles cada vez tienen menos nivel.
¿Quién falla entonces en el triangulo educacional que forman padres, profesores y alumnos?
(Carmen) Es algo que incumbe a todos y es fundamental la colaboración de todos. Hoy en día el pilar de la familia falla mucho y al fallar ésta todo lo demás va detrás.
(Miguel) Hoy en día se da a los niños todo lo que piden y entonces piensan que sólo tienen derechos y ninguna obligación. Se vive en una sociedad muy consumista y esto ni se puede ni se debe hacer. En el fondo los chicos tienen un vacío, un no saber por qué estamos aquí y esto es tremendo. También es importantísimo que entre padres y profesores exista una mayor conexión, y que los profesores se dediquen sólo a explicar sus asignaturas y que no se metan en política para que no alteren las mentes de los niños.
Con la mano en el corazón, ¿creen que nuestra ciudad ha correspondido con la suficiente generosidad a la hora de agradecer la labor docente de tantos y tantos profesores que, como ustedes, han contribuido a dignificar y elevar el nivel cultural, social y humano en nuestra sociedad yeclana?
(Carmen y Miguel) Con nosotros, de sobra, porque como siempre hemos trabajado por vocación estamos más que pagados con el gran cariño que sienten por nosotros nuestros alumnos. Y si luego viene algo más, pues, a nadie le amarga un dulce.