Antonio M. Quintanilla
El conflicto que está enfrentando a Rusia con Ucrania y con medio mundo suena aún más estremecedor escuchando a Ruslana Kapanayko, Rus para los amigos, la joven ucraniana que desde hace cinco se considera una yeclana más desde que llegó de la mano de su novio Alberto.
Rus estudió Turismo en su país natal y hasta que llegó a España trabajó en el aeropuerto internacional de Lviv, donde nació, al oeste de Ucrania muy cerca de Polonia, como responsable de agentes de facturación y azafata de tierra.
Su madre fue la primera en llegar a España en busca de trabajo y un futuro con mayores expectativas y quien convenció a Rus y luego a su hermana para que vinieran. Su padre decidió quedarse por el momento en Ucrania. “Si no fuera por mi madre nunca hubiera venido. No pensaba quedarme a vivir en España mucho tiempo, como máximo un año, pero la vida tenía otros planes para mí”, reconoce Rus.
Y efectivamente, esos planes que la vida le tenía reservados a nuestra protagonista atienden al nombre del entrenador personal Alberto Gil González, el joven yeclano al que conoció en Jávea en el verano de 2018 y a través de cuya relación Rus se ha convertido en una yeclana más.
CONFLICTO ARMADO
Pero toda esta felicidad de la que ha disfrutado Rus desde que llegó a España, y en especial a Yecla, se ha venido abajo de golpe, hundiéndola, al igual que a los más de 120.000 ucranianos que residen en nuestro país, en una constante tristeza y preocupación desde que surgió el enésimo enfrentamiento entre su país y Rusia.
Las noticias que le llegan desde Ucrania a través de amigos y familiares con quienes mantiene un contacto diario, no pueden ser más desoladoras: “Me comentan que todos los días mueren jóvenes defendiendo nuestro territorio nacional. Están muy preocupados por la posible pérdida de Lugansk y Donetsk (al este de Ucrania, en la frontera con Rusia), como ya pasó con Crimea. También temen la posible derrota económica y la probabilidad de una guerra, no sólo entre Ucrania y Rusia sino una posible tercera guerra mundial. De hecho, ya han abierto puntos de entrenamiento para los civiles donde les enseñan cómo emplear las armas para defenderse ante la posible agresión rusa”.
Por eso el miedo que mantiene en vilo a Rus es tan inquietante: “Me aterra que se confirmen los temores de mis compatriotas y volvamos a vivir los tiempos duros como en la Segunda Guerra Mundial. No me gustaría ver sufrir a mujeres compatriotas perdiendo a sus hijos, a sus maridos e hijos llorando por la muerte de sus padres, sería algo horrible. No quiero ni pensar que puedo perder a mis familiares y amigos. Sobre todo siento mucha impotencia ante la situación”.
Rus no desconecta ni un solo momento de los medios de comunicación ante las preocupantes informaciones que siguen llegando de Ucrania y sobre las que cada vez tiene más claro que “me parece muy ridículo que en el siglo XXI haya tanta agresión abierta y puedan pasar estas cosas, y que un presidente pueda exigir cosas absurdas e ilegales como prohibir la entrada a la OTAN a Ucrania. Espero que todo se resuelva pronto y ningún país tenga que sufrir estas manipulaciones y tanto horror”.
Ucraniana con acento yeclano
La historia del flechazo entre Rus y Alberto es de película: en el verano de 2018 ella se torció el tobillo en la playa y Alberto acudió a curarla. A raíz de su relación con Alberto, Rus ha participado en la Ofrenda de las Fiestas de la Virgen en la escuadra de su chico, ‘El paso de la bandera’, le apasionan las Fiestas de San Isidro y hasta ha colaborado de voluntaria en la protectora de animales SPANDY, “donde aprendí el valor de la vida de los animales abandonados y conocí a unas bellísimas personas que hacen cosas imposibles para curar y proteger a los animales”. Actualmente residen entre Yecla y Jávea donde ambos han encontrado trabajo.
Nacida en Lviv, “la joya de Ucrania” y la ciudad más pro europea
Rus Kapanayko nació hace 32 años en Lviv. En la actualidad trabaja en un estudio de diseño e interiorismo como encargada de tienda en Jávea. Durante sus años en España y en Yecla ha trabajado como azafata de tierra en el aeropuerto Adolfo Suarez de Madrid, visual merchandising y dependienta en la marca de lujo MaxMara o comercial en una fábrica de calzado de nuestra ciudad.
Situada a 3.051 kilómetros de Yecla, a Lviv, se la conoce como “la joya de Ucrania” por su patrimonio histórico, artístico y cultural, la ciudad ucraniana más occidental, muy cerca de la frontera con Polonia. “Lviv es distinta al resto de Ucrania pues históricamente ha pertenecido a distintos imperios, desde el polaco hasta el Imperio Austrohúngaro o la URSS, por lo que Lviv se erige como una ciudad que se debate entre su carácter europeo y su forma de ser eslava, propia de los pueblos indoeuropeos que habitaron el norte y el este de Europa. A raíz de estas influencias históricas, Lviv se muestra al mundo en la actualidad como una de las ciudades insignia de la Ucrania más pro europea.