Claudio Serra Brun – Autor argentino-español residente en Yecla
La invasión rusa a Ucrania es el último capítulo de las agresiones de este dictador contra el país cerealero más rico de Europa. Ucrania, país de paz, fue martirizado a lo largo de la historia por los zares rusos, luego los bolcheviques, que bajo orden expresa de Lenin, fusilaron a mansalva a la población, para apropiarse de las grandes extensiones de cultivo. Luego fueron víctimas de genocidio por uno de los mayores criminales de la historia, Stalin, cuando confiscó los cereales y mató de hambre al pueblo ucraniano en 1932-33, en la tragedia que se llamó Holodomor (morir de hambre), genocidio que causó más de siete millones de muertos.
El último capítulo de la codicia rusa, fue realizado con la artera pantalla de unas maniobras militares cerca de la frontera, hasta que el día 24 de febrero el ejército ruso, por orden directa de su tirano, invadió el territorio soberano de Ucrania, por varios frentes y con abundante bombardeo a los puntos vitales de toda sociedad: Los aeropuertos, los depósitos, las vías férreas, los caminos, los barrios de la gente, los mercados, los hospitales, las escuelas.
En 1992-1993, con el final de la Unión Soviética y la independencia de los países bajo su dictadura, Ucrania entregó los cohetes nucleares de su territorio a Rusia; con el acuerdo de Budapest, en 1994, Rusia firmó el respeto a la independencia e integridad territorial de Ucrania. Años después, en Kiev, ambos países firmaron el Tratado de Amistad, Cooperación y Asociación entre la Federación Rusa y Ucrania, el 31 de mayo de 1997.
Pero los acuerdos no tienen ningún valor para un dictador. Así comenzó la agresión a Ucrania, en 2014 con la anexión de la península de Crimea por los rusos. Además, en ese mismo año de 2014, aprovechando la crisis política en Ucrania, Rusia propició y armó la sublevación separatista de la región del Este de Ucrania, el Dombás, limítrofe con Rusia, con el propósito de anexionar ese territorio, luego de una falsa «independencia».
Ese conflicto ocasionó 14.000 muertos en estos ocho años, y una zona destruida del territorio, con tiroteos y bombardeos constantes desde entonces.
Ahora ya no es sólo una región de Ucrania, es todo el país agredido. Por toda la frontera común, Rusia invade el país, con la intención proclamada por el dictador, de anexionar a la nación ucraniana.
Pero todos los dictadores acaban sucumbiendo a sus crímenes. Aunque amordace a la opinión pública, aunque cierre y prohíba con cárcel las críticas, en la sociedad actual la información ha desbordado los carriles de los periódicos y órganos de prensa, y ha saltado liberada hasta las manos de cada uno de los habitantes del mundo con un teléfono móvil.
La verdad trasciende las fronteras físicas y mentales impuestas por los ideólogos. Llegará el día, más pronto que tarde, en que el tirano será derrocado. Y ese encuentro imprevisto con la liberación de la opresión, abrirá una etapa nueva en la historia de Rusia. Ucrania será liberada por fin y para siempre, y una nueva relación en paz y cooperación se abrirá entre todos los países limítrofes del gigante euroasiático.
No hay que repetir la historia llena de errores y dolor, sólo hay que avanzar en la verdad y la vida.
Gloria a Ucrania. Y en ucraniano: Slava Ukraini!
