Han vuelto las músicas cofrades, la alegría de los niños y la lluvia no ha impedido procesionar
Unos días muy especiales, cargados de emotividad y sentimiento que al fin han sido posibles al pasar lo más duro de la pandemia. Así describe cualquier cofrade con el que uno hable, estas primeras jornadas de la Semana Santa de Yecla, que se encuentra justo en su ecuador, pendiente de vivir sus días grandes con las procesiones que van desde Jueves Santo a Domingo de Resurrección.
Pero las calles de Yecla ya llevan desde el pasado Viernes de Dolores siendo el escenario en el que escuchar el sonido de la Semana Santa. Han vuelto las marchas procesionales que llevan a cabo las seis bandas de cornetas y tambores o agrupaciones musicales que han decidido participar este año, ha vuelto el pesado arrastrar de cadenas de los nazarenos en la procesión Penitencial del Rosario, también la alegría de los niños en las dos procesiones en las que son los grandes protagonistas: la de la Palmas, que siempre aguardan con ilusión y la de los Farolicos que se ha escapado de una lluvia que el Martes Santo también se sumó a los sonidos de Semana Santa pero que no ha empañado este reencuentro tan esperado por casi 3.000 cofrades yeclanos.
