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sábado, 23 noviembre, 2024
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DOS DÉCADAS ENTRE ANÉCDOTAS Y ZASCAS

Incontables chascos que nos han ocurrido en el momento de comunicar a los Premiados que han sido seleccionados

Llegó el gran día porque para nosotros uno de los días más esperados es el de la entrega de los Premios que otorga este periódico con nombres, apellidos y más que sobrados méritos. Igual o más emocionante que el momento que vivimos cuando llega el día de comunicar a los galardonados que han sido elegidos para recibir un Premio. Son incontables las anécdotas que nos han ocurrido en ese preciso instante. Desde alguno que se emocionó y se le saltaron las lágrimas y los agradeció entre abrazos y sollozos hasta otro que nos dejó perplejos porque nos contestó muy en serio: “Miradlo bien porque seguro que os habéis equivocado”.

En otro caso lo primero que nos respondió la persona galardonada nada más transmitirle la noticia fue: “¿Y de cuánto dinero consta este Premio?”. Otro nos recriminó: “Ya era hora de que alguien se acordara de mí porque parece que en este pueblo nadie sepa que yo existo”. Y no se llamaba Modesto ni Narciso precisamente. No olvidamos a un galardonado que nos confesó que estaba muy emocionado con este Premio que le daba TeleYecla. Zasca total.

Tampoco olvidaremos nunca la cara que se nos quedó cuando el presidente de una asociación al que le comunicamos por error que iba a recibir uno de los trofeos nos soltó: “Me alegro muchísimo pero esa asociación no es la nuestra”. Tierra trágame. Muchas asociaciones locales acaban en “y” de Yecla y por ahí vino la confusión. (Afay, Afemy, Adfy, Ampy, Asocomy, Aruay, Afiye…). Metimos la pata hasta el fondo aunque salimos airosos del desaguisado entre risas. O eso queremos pensar. Desde aquí nuestra infinita gratitud a dicha asociación por mantener este secreto hasta el día de hoy nuestra imperdonable torpeza y a la que años más tarde le otorgamos también su Premio. Pero quizás los dos patinazos que más recordamos sean las dos únicas veces en las que se han negado rotundamente a recibir los galardones. En cada acto de entrega siempre agradecemos que hayan aceptado los Premios, y no lo decimos para quedar bien o por compromiso. En la primera de las situaciones a la que me refiero, una asociación se negó a recibir el Premio porque de puertas para adentro la cosa estaba muy tirante y no había manera de calmar los ánimos.

Aunque al final la asociación no se disolvió y ha seguido adelante. En la segunda ocasión, una persona se empeñó en que ella no merecía ningún Premio. Nos explicó muy enojada que se había entregado a su vida profesional y a su pueblo llevada de su gran vocación y de manera desinteresada por lo que no entendía que por ello tuviera que recibir aplausos de nadie… En fin, vivencias acumuladas a lo largo ya de más de dos décadas. Y acabo: La cara triste de estos años son los premiados que ya han fallecido y a los que recordamos en cada nueva edición. Mantenerlos vivos en la memoria de estos Premios es la mejor forma de seguir agradeciéndoles ahora y siempre los muchos méritos y virtudes que acumularon en vida.

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