Es una tendencia congénita del ser humano responsabilizar a los demás de todo lo malo que ocurre en nuestro entorno. Pero también es costumbre eximirnos a nosotros mismos de cualquier posible culpa. Denigramos la política, la justicia o, incluso, la lengua como origen de muchos males, cuando en realidad la causa es el uso que las personas hacen de las mismas.
Al periodismo se le reprochan los intereses ocultos que esconde, la polaridad de los grupos editoriales, la cercanía o lejanía con el gobierno de turno o la laxitud con los grupos empresariales anunciantes. Miles de definiciones se agolpan en los diccionarios sobre qué es periodismo: comunicación, difusión, información, actividad profesional, etc. Considero que, por encima de todo, es un servicio social muy necesario para el devenir de una ciudad. Para calibrar lo necesario que es este servicio solo hay que observar el efecto que produce el cierre de cualquier medio de comunicación que se encuentre arraigado a la sociedad. Cada vez que esto ocurre todos perdemos, acelerando el fenómeno social y demográfico que padece gran parte del mundo y que aquí llamamos la España vaciada. Otra consecuencia es el cierre de comercios y de centros de ocio, así como el éxodo de jóvenes a ciudades más atractivas.
Dos motores que luchan contra esta tendencia son el sector político y el empresarial; uno desde el ámbito público y el otro desde el privado. Ambos comparten el mismo fin, que su ciudad resulte útil, atractiva, próspera y activa. Pero para que esos dos motores surtan efecto necesitan del combustible que ejerce la función de los medios de comunicación locales. Es tal su importancia que se puede afirmar que representa el corazón de la vida local. Es el hilo que cose la actividad municipal, de sus gentes y de la implicación de estos con su pueblo. El periodismo local yeclano es como aquellos amplificadores de música que consigue que esa actividad llegue al mayor número posible de personas con el objetivo de estimularlas y aglutinarlas en torno a la vida municipal.
El periodista y escritor Gay Talese (Estado Unidos, 1932) explica, en una entrevista reciente, la profunda influencia que tiene el periodismo local en la sociedad. Dice que es probablemente uno de los tipos de medios de comunicación más importantes que existen, y lo es porque se habla sobre el ciudadano local, gente corriente, personas privadas que por escribir sus nombres y publicar sus fotografías dejan de ser personas desconocidas, pasando a formar parte del lugar donde viven y con ello de la historia. Noticias que cuentan las vidas de las gentes del día a día y que quedarán grabadas para siempre, aún después de su muerte.
El jueves pasado tuvo lugar la concesión anual de premios a la mejor labor a personas y entidades yeclanas organizado por Siete Días Yecla en el Teatro Concha Segura. El evento apuntala más fehacientemente el valor que supone disponer en nuestra ciudad de un medio de comunicación como este. Deseo realmente que nuestra sociedad no sea esa que se lamente de lo que tuvo un día y perdió, sino que sea consciente hoy de lo que debe permanecer. Aunque la formación de un medio local siempre es gracias a unas pocas personas, el mantenerlo vivo debería ser una responsabilidad de todos: profesionales del periodismo, instituciones, anunciantes, lectores e incluso vendedores que ayudará además a que las gentes que participan de Yecla vivan, vivamos, para siempre.