Alberto Aguirre de Cárcer – Director de LA VERDAD
En LA VERDAD sabemos mucho de resiliencia. Este año cumplimos 120 años. A lo largo de estas doce décadas hemos conocido momentos muy difíciles que hemos logrado superar, supongo que porque hemos estado a la altura de las expectativas de varias generaciones de murcianos y con seguridad porque no nos hemos apartado de nuestro propósito fundacional: informar con rigor para contribuir al progreso de la Región. Para ello apostamos por la innovación en un afán por mejorar cómo conectamos con nuestras audiencias. Dentro escasamente de un mes, cinco años después de una profunda renovación de laverdad.es, estrenamos una nueva web con mejores prestaciones, más fácil de utilizar desde los dispositivos móviles y con herramientas que nos permitirán realizar innovadoras narrativas visuales y de audio más atractivas. Lo que nunca va a cambiar son los estándares de verificación y elaboración de los contenidos.
La credibilidad es nuestro mayor activo, nuestra mayor obligación. Al igual que todos los grandes periódicos nacionales e internacionales, como respuesta al vertiginoso e imparable proceso de digitalización que vivimos globalmente, LA VERDAD ha apostado por un modelo de suscripción basado en el pago por contenidos. Es una apuesta por el periodismo de calidad que nos va a permitir blindar nuestra independencia editorial. El camino alternativo era desolador: la búsqueda de audiencia a toda costa, lo que implica apostar por contenidos virales de nula utilidad pública para una ciudadanía, entretenida pero desinformada.
Pese haber elegido el camino más difícil, este año hemos superado el número de suscriptores digitales que nos habíamos fijado y además, pese a no ser gratuitos como nuestra competencia directa, hemos completado un año más como líderes regionales en cuanto a número de usuarios y páginas vistas a lo largo del año. LA VERDAD.es es una ventana a la que asoma más de un millón y medio de españoles cada mes para conocer lo que sucede en nuestra comunidad. También somos líderes en lectores de la Región, un liderazgo digital que se dispara en la versión del periódico impresa en papel.
En esta turbulenta época de transformaciones seguiremos trabajando para cumplir otro siglo en todos los soportes, los disponibles hoy y los que aparezcan en el futuro. Es nuestra vocación y nuestra obligación con los murcianos. Ahora somos más necesarios que nunca porque el mejor antídoto para hacer frente al desafío de las narrativas falsas es la elaboración y difusión de información veraz.
La desinformación ya no es una cuestión de sociópatas que se mueven por ira y odio en las redes sociales. Hay una verdadera industria de la postverdad que se enriquece engañando a la opinión pública, mientras gobiernos totalitarios intentan contaminar la opinión pública europea para socavar sus valores y principios democráticos. Combatirlo será cada vez más difícil porque los avances en inteligencia artificial, y la incapacidad de las grandes compañías tecnológicas para resolver este problema en sus plataformas, están favoreciendo engaños masivos con fakes news cada vez más sofisticadas. Por eso es importante para las sociedades democráticas que esté garantizada la continuidad de proyectos editoriales tan arraigados y profesionales como LA VERDAD.
Vivimos momentos delicados en todo el mundo con la desaparición de diarios locales y comarcales. En Estados Unidos, más de una quinta parte de los estadounidenses viven en lugares que carecen de un diario local. A través de internet y la tv por cable y satélite, esa población puede tener información detallada de lo que en Kiev pero no de un municipio cercano a su residencia o incluso en el propio municipio. El problema no nos es ajeno. Hay capitales de provincia en España sin periódicos, cuya población toma decisiones sin estar garantizado su derecho a la información. La España vaciada es hoy también la España desinformada.
Existe evidencia significativa de que la erosión del periodismo local ha acelerado algunas de las peores tendencias en nuestra vida pública. En las comunidades sin una fuente creíble de noticias locales y regionales, la participación de los votantes disminuye, aumenta la corrupción tanto en el gobierno como en las empresas, y los residentes locales terminan pagando más en impuestos. A medida que se reduce la recopilación de noticias locales, las personas pasan más tiempo en lugares de internet que profundizan la polarización. Los periódicos locales y regionales sirven como una fuente central de información compartida, que permite establecer una agenda común, logrando objetivos colectivos.
En resumen, si queremos proteger la democracia debemos apoyar el periodismo regional y local. Me gustaría que ustedes reflexionaran sobre este asunto.