Les ha resultado difícil aprender el idioma aunque la mayoría de los que siguen aquí se están adaptando
Alex Delegido
Ha pasado un año desde que comenzara la brutal invasión de Ucrania por parte de las fuerzas militares rusas, que han provocado desde entonces miles de muertos, así como la salida forzosa del país de varios millones de habitantes. Según las estimaciones del Ayuntamiento de Yecla, de las 35 personas de Ucrania refugiadas en nuestra localidad durante los primeros meses de 2022, apenas quedan seis en nuestro municipio a la hora de confeccionar esta información.
“Las seis pertenecen a distintas unidades familiares, no son una única familia”, explica a SIETE DÍAS la concejala de Política Social, Patricia Soriano, que recuerda que “principalmente llegaron a Yecla mujeres y niños y en menor medida, personas mayores. El Ayuntamiento de Yecla se volcó con la atención a estas personas durante los meses que han estado en nuestra localidad. De hecho, el Consistorio ha invertido una cantidad cercana a los 5.000 euros para ayudar a estos refugiados que han vivido esta experiencia tan dura de huir de su país en guerra”, indica la concejala.
La mayoría de estas ayudas municipales fueron destinadas a sufragar los gastos básicos de alimentación o pagar alquileres, aunque muchas de las familias yeclanas costearon estos gastos de su bolsillo de forma totalmente desinteresada. También para costear los viajes para realizar las gestiones para obtener la documentación necesaria para residir en España.
La concejala de Política Social recuerda que “hay líneas de ayudas del Gobierno regional, a través del IMAS, que pueden solicitar estas personas” y señala que “como fuimos conscientes de que la barrera del idioma, su desconocimiento, era el mayor obstáculo que tenían, nos volcamos en los cursos de español que coordinó Servicios Sociales y que impartió el CEA, el Centro de Educación de Adultos.”
Patricia Soriano sigue agradeciendo a día de hoy “la generosidad y humanidad de las familias de Yecla que fueron las primeras en traer a estas personas de Ucrania. Ellos han sido fundamentales para proporcionarles el bienestar y el apoyo moral necesario para enfrentarse a un momento tan terrible que nadie que no hayamos vivido eso podemos llegar a imaginar”.
LA BARRERA DEL IDIOMA
Aunque la sociedad yeclana se volcó desde un primer momento con los refugiados de Ucrania, aunque algunos de ellos encontraron trabajo en nuestra localidad, aunque incluso los medios de comunicación movilizamos nuestros recursos, como el radiomaratón que COPE YECLA organizó a finales de abril del pasado año, lo cierto es que la adaptación de estas personas a la vida en Yecla ha resultado complicada para la inmensa mayoría y muchos de ellos, según ha podido saber este periódico, se han marchado a otros países europeos, como Francia o Alemania donde hallaron mejores condiciones para desarrollar un medio de vida o donde ya residían algunos otros familiares. Algunos incluso han regresado a Ucrania, pese a que la guerra no haya terminado y a las duras condiciones de vida que afrontan.
Algunas familias de acogida consultadas por este periódico destacan que la dificultad del desconocimiento del idioma fue la barrera más infranqueable. Pero en el caso de las personas que siguen en Yecla, SIETE DÍAS ha podido saber que la integración está funcionando mejor de lo esperado. “En nuestro caso, la madre ha encontrado trabajo, las niñas estudian y están integradas, cuentan con amistades y cada vez dominan mejor el idioma”, indica uno de los primeros vecinos de Yecla en acoger.