Juan Muñoz Gil
Requeridos por el Sr. Juez de Instrucción del sumario nº 45 de 1936, y promovido por los incendios de las Iglesias en Yecla, comparecen los peritos D. Francisco-José Mataix aparejador, y D. Claudio Marcos Sanchís como maestro de obras, asignados para tasar los daños causados en la debacle incendiaria durante esos fatídicos días de Marzo.
Comenzando por el Santuario del Castillo estimaron en ciento ochenta mil pesetas, sin tener en cuenta imágenes y ornamentos de la iglesia que no pueden precisar. En la Escuela llamada Monjas de San Vicente estiman los daños en mil pesetas. En la Iglesia de San Francisco es de cien mil pesetas. En la Iglesia de San Cayetano, quince mil pesetas. En el Asilo de Ancianos Desamparados, de obra y desperfectos no se ha causado ningún daño. En el edificio de Contribuciones tasan los daños en mil pesetas. En la Iglesia de La Purísima estiman los daños en setecientas mil pesetas. En el Sindicato Católico Agrario, dos mil pesetas. En la Iglesia de San Roque, mil pesetas. En la Iglesia del Hospital, diez mil pesetas. En la casa de D. Ricardo Tomas, dos mil pesetas. En la Iglesia del Niño, sesenta mil pesetas. En la Iglesia de San Juan, tres mil pesetas.
En el Cementerio no tiene daños de obra a primera vista. La Sociedad de Agricultores, diez mil pesetas. En la Iglesia Vieja, doscientas cincuenta mil pesetas. En la Iglesia de Sta. Bárbara, mil quinientas pesetas. En el Convento de Religiosas Concepcionistas, seiscientas mil pesetas. Ascendiendo todos los daños causados en los referidos edificios a la cantidad de un millón novecientas cuarenta y cinco mil quinientas pesetas, solo en cuanto a lo referido a la parte de reconstrucción del inmueble. También a título particular D. Fulgencio Ortuño, Presidente de la Asociación Patronal de Agricultores y Secretario del Sindicato Agrícola estima que los daños causados en sus sedes es de más de 30.000 pesetas. Y los Hermanos García Monpó ante los destrozos causados en escrituras, recibos y documentos, consideran que el daño ocasionado por las turbas asciende a 600.000 pesetas.
La escasa valoración efectuada sobre la Iglesia Vieja se debió a quedar destruida la techumbre y fueron los años de abandono y las inclemencias del tiempo las que lograron un deterioro definitivo, y fue gracias a la subvención conseguida por D. Cayetano Mergelina a mediados de los 50, como se pudo reconstruir el tejado y así evitar una ruina total.
También hay que tener presente en cuanto al montante total de los costos de restauración de los destrozos ocasionados, ya que en aquellos tiempos el sueldo medio de un trabajador era de 700 a 1.000 pesetas anuales, justificando la suma que los peritos técnicos establecieron siendo para las restauraciones en aquellos años.
El Sr. Juez de Instrucción del Distrito de la Catedral de Murcia, comunicó al Sr. Obispo de Cartagena entonces D. Miguel de los Santos, rogándole personarse en el sumario que se instruye en Yecla sobre los incendio de las Iglesias, y si renuncia o no, a la indemnización de perjuicios que tales hechos puedan corresponderle, manifestando el Sr. Obispo que no desea mostrarse parte del citado sumario, pero no renuncia a la indemnización por todos los perjuicios irrogados a la Iglesia Católica por tales hechos.
La única detención practicada ante semejante barbarie destructiva, fue la del gitano D. Juan José Fernández Díaz, y el día 24 de Marzo el Sr. Alcalde de Yecla D. Juan Pacheco pone en conocimiento del Juez Instructor “que las Fuerzas de Asalto de esta localidad han detenido al antedicho por haberle encontrado un saco lleno de candelabros y otros efectos producto del saqueo de las Iglesias incendiadas….”.
Después de ser interrogado y considerar el Sr. Juez que el detenido Juan José pudo demostrar que no estuvo en Yecla durante los días de los incendios, se le comunica al encargado del Depósito Municipal “que de las diligencias practicadas no aparecen indicios de responsabilidad criminal contra Juan José Fernández por lo que procede dejar sin efecto su detención y acordar su libertad”. Y el Procurador D. Diego García Guardiola, representando al sacerdote D. Macedonio Vidal, solicita al juzgado que, “si entre los objetos que el gitano pudo haber recogido de entre las cenizas de la hoguera ocasionada a las puertas de la Iglesia del Niño Jesús, se encuentran un copón, un cáliz, unos corporales, una patena dorada, una hijuela y una cucharilla, le sean entregados a su representado ya que en el copón y cáliz está gravado su nombre”.
Así, con la detención de un gitano, parece ser quedó justificada la acción policial ante el delictivo hecho ocurrido en Yecla los días 16 y 17 de marzo de 1.936. Dándose la paradoja, según Blázquez Miguel refiere en su libro La España Turbulenta, donde narra lo acontecido en Yecla, “que tan denigrante acción al ser reprobada por derechistas, son quienes dan con sus huesos en la cárcel acusados de alterar el orden público”.