Fue la directora de Coros y Danzas ‘Francisco Salzillo’ durante unos años decisivos: los primeros de la democracia.
Impulsora de la agenda internacional del grupo, recibió hace apenas unos días la distinción como Socia de Honor, algo que no esperaba pero acepta con alegría
¿Cómo recibió la noticia y, sobre todo, cómo vivió el homenaje que le rindió Coros y Danzas ‘Francisco Salzillo’ en el Auditorio Municipal?
Pues cuando el presidente, José Manuel Gil, me lo comunicó, recibí la noticia con bastante asombro, porque cuando una persona hace las cosas con tanto entusiasmo, porque es algo que te apasiona, no se espera nunca una recompensa. Para mí, Coros y Danzas ‘Francisco Salzillo’ ha sido una pasión. Con sus alegrías y sinsabores, por supuesto. Y en cuanto al acto en el Auditorio, pues resultó bastante emotivo. En primer lugar tuve que recordar a mis tíos, a los que tanto quise y que hicieron de mí la persona que soy, a mis hermanos y por supuesto a mi esposo, hijos y nietos. Y fue una noche estupenda de reencuentro con mis antiguos compañeros del grupo. Estoy muy contenta y agradecida por este bonito reconocimiento que, tranquila en casa como suelo estar, no me esperaba.
¿Qué recuerdos guarda, con la distancia que da el tiempo, de su extensa trayectoria en Coros y Danzas ‘Francisco Salzillo’?
Guardo muy buenos recuerdos. Cuando llegó la Transición y desapareció Sección Femenina yo me hice cargo del grupo y en 1979 empezamos a salir al extranjero con frecuencia con uno o dos viajes cada año. Estuvimos en Suecia, en la República Checa, en Francia, en Grecia y varias veces en Italia, donde tuvimos muchos éxitos como la Medalla de Oro de Gorizia que ganamos en una competición con 11 naciones. Algunas de ellas, auténticas potencias en el ámbito del baile como Rusia o Hungría. También viajamos a Sicilia y nos encontramos con un tiroteo de la mafia cuando llegábamos al hotel… En fin, muchas anécdotas. Y en cuanto a la gente, eran todos estupendos, la rondalla, el coro, el cuerpo de baile. Yo siempre iba incorporando nueva gente al grupo y podía elegir a gente joven para bailar. De otra de las cosas que me siento muy satisfecha fue de haber incorporado al grupo un grupo de chicos jóvenes que no eran estudiantes, sino trabajadores, gracias a que eran amigos de algunas de las alumnas. Eran personas que venían del mundo laboral, cada uno de un sector distinto, pero dieron todo lo que pudieron por el grupo y los llevé a bailar al Festival de Murcia y a Madrid. También a distintos pueblos cercanos… Fue una experiencia estupenda.
También destacaban desde Coros y Danzas estos días con motivo del homenaje su labor en defensa del folclore de Yecla y la recuperación de varios bailes que ya no se llevaban a cabo…
Les agradezco que lo hayan destacado. La verdad es que invertí en ello diez años de mi vida. Todo empezó porque José Ortuño, conocido por todos como Pepe ‘el Músico’, me propuso investigar con él sobre muchos bailes en los campos de Yecla que habían desaparecido. Fuimos visitando a mucha gente, en los distintos parajes. Pero estoy muy orgullosa de haber logrado recuperar bailes que se habían perdido. Valgan como ejemplo las alpargateras, con sus letras picantes e irónicas, que se bailaban en los campos de Yecla o la ciringoza del fraile, que era originaria de Raspay.
¿Cómo ve al grupo en el momento actual?
Veo al grupo de Coros y Danzas ‘Francisco Salzillo’ muy preparado. Pueden hacer un papel brillantísimo y de hecho lo hacen en sus actuaciones, tanto en Yecla como en otros puntos de España. Lo que sí me gustaría es que estos compañeros tan estupendos pudieran tener una representación internacional más continuada en el tiempo, pero entiendo que para hacer este tipo de actuaciones internacionales y largos viajes se requiere un compromiso muy profundo de todos los componentes.