Alex Delegido
MOLINA EMBALAJES ha cumplido este año 2023 sus primeras cuatro décadas de vida. 40 años proponiendo materiales y sistemas para embalaje a empresas de sectores muy diversos y que fundó Pepe Molina padre, fallecido precisamente en el año de este aniversario emblemático, pero que ha dejado el mejor legado en sus tres hijos: Paco, Miguel Ángel y Pepe Molina, éste último, encargado de recapitular con SIETE DÍAS los orígenes de la empresa, su evolución y el momento actual.
“Después de una primera etapa como fabricante de muebles, nuestro padre orientó los primeros pasos de nuestra empresa en el año1983. Él supo ver que era necesario ofrecer un embalaje profesional y permanente a las empresas que todavía entonces cargaban sus muebles y sofás en camiones y los transportaban envueltos en mantas. Fue importante hacerles ver a los fabricantes que ese embalaje de calidad era una parte muy necesaria y que aportaba una protección esencial en el transporte y entrega de su producto hasta el destino final”, comenta Pepe Molina. Desde entonces y también en la actualidad, los verdaderos valores del negocio han sido “la protección total (nuestros clientes están en el rango del 0% de incidencias durante el transporte), el control de costes, ofrecer una buena imagen del embalaje y el respeto al medio ambiente, algo que llevamos practicando mucho antes de que estuviera de moda”, aclara Pepe Molina hijo.
En MOLINA EMBALAJES “las propuestas que se hacen a nuestros clientes para proteger su producto, son siempre sostenibles. Entendemos la importancia de que el material utilizado para dicho embalaje sea reciclable; es una prioridad para nosotros como asesores de embalaje para las empresas. Es decir, les orientamos de una manera profesional acerca de cuál es el mejor sistema para que su mesa, su sillón o su sofá llegue al destino final en perfecto estado”.
En cuanto a los materiales utilizados, destacan, por un lado, los materiales plásticos y, por el otro, el papel cartón. “Casi todos los cartones que trabajamos son 100% reciclables y reciclados. Y en plásticos, la nueva normativa de la Unión Europea está favoreciendo que se empiecen a imponer los plásticos reciclables, ya que se grava mediante impuesto el uso de los plásticos que no lo son”, explica Pepe Molina, que tiene muy clara la necesidad de proteger el medio ambiente: “hay que evitar que los residuos plásticos se dispersen sin control en la Naturaleza. En cambio, si conseguimos que los plásticos usados terminen en las plantas de reciclado, el plástico pasará a ser un valor en lugar de un problema medioambiental”.
Aunque MOLINA EMBALAJES trabajó durante años sólo para empresas de nuestro entorno, fue a mediados de los 90 cuando se expandió, llevando a toda la geografía peninsular los materiales y procesos de embalaje que tan buenos resultados proporcionaban a las empresas de nuestra región. A lo largo de estos años han logrado superar crisis como la de 2008, que fue la más terrible porque se cebó de forma especial con sus potenciales clientes, la industria del mueble y el tapizado, hasta la pandemia o el actual momento de inflación. “Ha sido necesario desarrollar materiales más ligeros y resistentes para optimizar costes, pero no solamente por la situación coyuntural, sino como un objetivo permanente de nuestra empresa”.
También la diversificación de su actividad es ya una realidad para MOLINA EMBALAJES, que a día de hoy trabaja también para sectores como el turístico, médico o el tecnológico. “Seguiremos evolucionando e invirtiendo para ofrecer a nuestros clientes materiales con más calidad, menor coste y alta protección. Somos conscientes de que la internacionalización es una realidad y es preciso reducir hasta casi anular las incidencias en el transporte y distribución de nuestros clientes. Sus productos son enviados cada vez más lejos, y es un objetivo primordial que los envíos lleguen a su destino con la misma calidad con la que fueron fabricados”, concluye Pepe Molina.
