En Yecla sabemos en qué mes estamos principalmente viendo cuál es la siguiente fiesta que nos espera a la vuelta de la esquina
Desconozco si la misma incontenible y omnipresente pulsión festera, es decir, la misma pasión por estar siempre pensando y preparando las fiestas que más nos caracterizan, se da también en el resto de pueblos de la piel de toro, la huerta murciana, o nuestro alrededor comarcal. No me extrañaría porque aunque en los pueblos de al lado no sepan que existimos, ni nosotros que existen ellos, (somos un microcosmos en el que cada uno vamos a lo nuestro, y poco, muy poco o nada conocemos de los pueblos de nuestro entorno más cercano), en el fondo y no tan en el fondo, tenemos todos los pueblos comportamientos idénticos. Cuando digo la misma pulsión festera me refiero a que en este pueblo el transcurrir de los años no lo marcan los meses, semanas y días que figuran en el calendario de la cocina, donde para que no se nos olvide apuntamos fecha y hora de reconocimientos, analíticas y citas previas.
En Yecla la vida acontece y avanza entre fiesta y fiesta. No somos del todo conscientes pero en este mismo momento en el que los yeclanos más practicantes están inmersos en los días de recogimiento cuaresmal, otra multitud de convecinos al mismo tiempo se lo está pasando pipa día y noche, enfrascados hasta las asas en la confección de sus carrozas sanisidreras en las que llevan pensando y currando desde hace por lo menos un año si no más. Y a la vez, en esta misma ciudad y en ocasiones hasta en la misma calle, otra ingente cantidad de miembros de todas y cada una de las cofradías que representan en Yecla la devoción pasionaria, (no confundir, sino todo lo contrario, con la devoción por “La Pasionaria”), dentro de dos semanas y pico verán culminado todo el trabajo en el que llevan metidos durante un largo año cuando comiencen por fin a procesionar con sus trajes de capuchino acompañando a carrozas y tronos. Y ni que decir tiene que tampoco paran de pensar ni un solo día en las Fiestas de la Virgen todos los incondicionales de la Patrona que durante los 12 meses acuden a reuniones, negociaciones, gestiones y otras quedadas para que todo esté a punto antes de pegar el primer tiro tras el acto del Beneplácito.
En Yecla vivimos 365 días pendiente del calendario festivo al que cada uno miramos según en qué procesiones, desfiles o pasacalles participemos. Y entre medias bodas, bautizos, comuniones, separaciones, fiestas sorpresas, san Antón, panes benditos, Carnaval, la Ruta del Vino y la Tapa, que todo lo tapa, la Feria de septiembre, Santa Cecilia, y alguna otra que se me escapará… Nada de contar los días, las semanas o los meses, en Yecla vamos contando el tiempo que nos falta entre fiesta y fiesta. Todo el año pensando cada cual en sus fiestas. Sabemos en qué mes estamos pensando en la siguiente celebración que tengamos a la vuelta de la esquina. Y entre medias algún que otro entierro que, aunque nos amargue la vida, nos viene muy bien para volver a pisar tierra firme y ser conscientes de dónde venimos y a dónde vamos…