En 1977 la ONU declaró el 8 de marzo Día Internacional de la Mujer con el objetivo de reivindicar el trabajo por los derechos de las mujeres y promover su participación en los distintos ámbitos de la sociedad.
La plena participación en condiciones de igualdad de las mujeres en la vida política, civil, económica, social y cultural en los planos nacional, regional e internacional y la erradicación de todas las formas de discriminación basadas en el sexoson objetivos prioritarios de la comunidad internacional.» (Declaración de Viena, párrafo 18, 1993)
Derecho a la Educación. Derecho a la Salud. Derecho al Desarrollo. Derecho al Trabajo. Derecho a la Participación Política. Derecho a una Vida Libre de Violencia. Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos. Desde esa fecha la ONU y sus agencias han trabajado en la “lucha” de género de manera incansable.
Pero si os digo la verdad, mi opinión es que no debe de ser una lucha. Sino un proceso de cambio y transformación, en el que las mujeres hemos ido progresivamente adquiriendo derechos. Y todos estos cambios se deben en parte a las leyes que se han ido aprobando y sobre todo al esfuerzo y trabajo de las mujeres a lo largo de los años.
Porque no olvidemos que las mujeres a lo largo de la historia, han tenido que superar innumerables obstáculos, por razones políticas, sociales y de género.
Hace unas cuantas décadas eran muy pocas las mujeres que trabajaban fuera del ámbito doméstico. En mi generación ya se estaba gestando el cambio. Desde pequeñas, ya no se nos hablaba solamente de nuestro futuro como madres y amas de casa, sino que se nos animaba a la formación y el esfuerzo para conseguir un buen puesto de trabajo en el futuro.
Recuerdo una frase que siempre decía mi padre: “Que nunca tengas que depender de nadie, que te puedas sacar tú misma las castañas del fuego”. Y es que mi padre, a pesar de no haber podido estudiar, quería que sus hijos se formaran para tener un futuro mejor. Y yo como buena hija, pues hice caso a pies juntillas a sus buenos consejos.
Hoy día puedo decir que tras todos estos años de estudio y trabajo me siento plena como mujer. Madre ante todos, sí, pero también maestra de profesión. Mi trabajo me llena y me apasiona. Me permite desarrollar mi creatividad y formar personas, a las futuras generaciones.
No olvidemos la frase mítica: “LA EDUCACIÓN ES EL ARMA MÁS PODEROSA PARA CAMBIAR EL MUNDO”. Tengo la gran suerte de trabajar en un Colegio de Educación Especial tanto hombres como mujeres. Nuestro lema este año en el día de la mujer ha sido: “HOMBRES + MUJERES formamos un gran equipo”.
Me siento muy orgullosa del gran equipo que formamos. Mayoría de mujeres, eso sí, que no solo tienen una ocupación como profesionales, madres, sino que también trabajan día a día para compaginar su profesión con actividades deportivas, artísticas, tecnológicas, empresariales, etc.
No deberíamos ser competencia entre nosotras sino compañeras. Trabajando en equipo todo es más fácil. Por eso es tan importante ir de la mano HOMBRES Y MUJERES = MUJERES Y MUJERES.
Porque el FEMINISMO no debe ser competir con los hombres, es más bien trabajar en la misma línea e impulsar planes de igualdad que equiparen la situación de hombres y mujeres. Reducir o eliminar la brecha salarial y, fundamental, eliminar la violencia contra la mujer y las actitudes de acoso sexual en diferentes ámbitos.