José Puche Forte
“… llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque hemos visto su estrella y venimos a adorarle… vieron al con María, su madre, y de hinojo le adoraron y abriendo sus alforjas, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra” (Mt. 2, 1,2 y 11).
Esto es lo que el Evangelista San Mateo nos cuenta sobre los llamados “Reyes Magos” que tan felices harán estos próximos días a niños y mayores. Pero detrás de ellos hay una larga y alucinante historia rodeada de misterios que muchos han tratado de desentrañar. El día 5 de enero hará de nuevo su aparición el cortejo de los “Reyes Magos” pero… ¿Eran Reyes? ¿Eran tres? ¿Se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar?¿Uno de ellos era negro? ¿Sus cuerpos estaban enterrados en la catedral de Colonia? ¿Cuándo aparece su culto? Es mucho lo que se ha escrito sobre esto. Intentaremos descifrar o aclarar estos interrogantes, ya que su contenido es muy interesante.
Empezaremos por decir que la fiesta de la Epifanía que la Iglesia católica celebra el 6 de enero como el episodio de los Reyes Magos, sus orígenes no son cristianos sino que arrancan del Egipto faraónico en su pasado más remoto y correspondía con la fecha del 11 ‘tybi’, manifestación del “Nuevo Sol”, dedicada al dios solar Rá. La Biblia cita a los Magos como adivinos que procedían de Caldea, Babilonia y el historiador griego Herodoto (h.482-h. 420 a.C) nos dice que al parecer eran sacerdotes de la antigua religión Irania que ejercían el oficio sagrado de sabios, como astrólogos, taumaturgos y hechiceros. También se cuenta que la emperatriz Santa Elena (250-329), madre de Constantino ‘el Grande’, mandó a Oriente unos emisarios que encontraron los restos de los Magos y desenterrándolos los llevaron a Bizancio y que un siglo después, el Papa León I ‘el Grande’ (440-461) determinó que los Magos que visitaron al Niño Jesús eran tres. Probablemente se basó en los tres presentes que le ofrecieron: oro, incienso y mirra.
Pero estos empezaron a ser reconocidos a partir del siglo VIII por Beda ‘el Venerable’ (672-755), monje benedictino, poeta, historiador y teólogo, el cual decía que Melchor era viejo, Gaspar jovencito y Baltasar negro. Pero fue Federico I ‘Barbarroja’ (1122-1190), quien renovó su culto, llevando desde Milán hasta Colonia lo que él creyó que eran los restos de los Reyes Magos, los cuales aún se veneran allí con gran devoción. Como curiosidad hay que decir que hasta poco antes del siglo XVI no aparece el Rey ‘Negro’ en el arte de la pintura ni en la escultura. Probablemente, fue San Francisco, ‘el poverello’ de Asís (1181-1226), el que los incorporó al belén.
En cuanto al culto o actos están los famosos “Autos de los Reyes Magos” o pequeñas piezas teatrales semilitúrgicas que engloban el ciclo festivo de la Navidad que fueron apareciendo a través de los monjes de Cluny o clunyacienses y cuya liturgia se impuso al rito mozárabe en época medieval. En el siglo XII se celebró en la catedral de Toledo el primer drama sacro en romance sobre los “Reyes Magos” y desde allí se fue extendiendo al resto de la Península, pasando de los templos a los palacios y después a la calle siendo acogidos por el pueblo llano. Estas piezas teatrales fueron propagándose por muchos de los pueblos de España, entre ellos a los de la Región de Murcia. Por distintos avatares, este traslado dio origen a la llamada “Fiesta de los Locos”, con danzas, botargas, disfraces, como el del “Zangarrón” y otros, en el que se mezclan ritos paganos, los que en el siglo XVI fueron prohibidos por la Iglesia y se trasladaron desde la Epifanía al Carnaval, siendo el origen de este.
Por estas fechas es cuando empieza a hacer su aparición el cortejo o cabalgata de los Reyes Magos que tanto atrae a la chiquillería y llena de ilusión y alegría las calles de nuestro pueblo en la noche del 5 de enero, que también atrae a los mayores. Como ya hemos contado en alguna que otra ocasión, las primeras noticias que tenemos sobre la celebración de la fiesta de los Reyes en nuestro pueblo son de allá por 1876 en que salía la Banda de Música recorriendo las calles para festejar el día de Reyes, y ya a finales del siglo XIX sería la Hermandad de Ánimas la que organizó las primeras cabalgatas de una forma sencilla y popular en la que tres de sus cofrades salían vestidos de reyes. Fue por la década de los años 20 del siglo pasado cuando la Sociedad Recreativa “La Unión Yeclana” hizo que estas fiestas de los Reyes fueran más ampulosas y organizadas, alcanzando mayor éxito. Durante la II República (1931-1939) los “Reyes Magos” no salieron a la calle pero se repartían juguetes a los niños de las familias más pobres, hasta empezar la Guerra Civil. Acabada esta, se hizo cargo de la Cabalgata de Reyes el Frente de Juventudes de Falange Española. Algunos aún recordarán estos festejos de aquellos años en los que el pueblo padecía gran probreza y que con el paso de los años fueron mejorando. Al llegar la democracia, con la firma de la Constitución Española en octubre de 1978, fue el Ayuntamiento el que se hizo cargo de estos festejos hasta el día de hoy.
En cuanto a los juguetes que con tanta ilusión recibíamos los niños en el día de Reyes eran mucho más simples y menos abundantes, por lo que jugábamos con ellos hasta que se rompían. Un “rompecabezas” de cubos de cartón, una arquitectura de piezas de madera, una muñeca para las niñas, una pelota y como mucho, un gran caballo de cartón o un triciclo. Al que le dejaban una máquina de cine “Nic” era todo un lujo. Hoy que han pasado los años, los niños tienen tal abundancia de juguetes que sólo con el paso de unos días ya no les prestan atención y quedan arrinconados. No los saben valorar.
Concluiremos diciendo que los Reyes Magos son como una especie de sueño o de leyenda como las de “Las mil y unas noches” llena de fantasía e ilusión que cada año se repite con nuevo entusiasmo y una gran incógnita que perdura hasta que nos hacemos mayores y volvemos a recordar los días de la niñez. ¡Feliz Fiesta de Reyes!