8.6 C
Yecla
lunes, 6 enero, 2025
spot_img

Magos de Oriente

Juan Muñoz Gil

De los susodichos Reyes Magos tan solo existe una referencia en la Biblia, (concretamente en Mateo 2 – 1, 12) y les nombra como Magos de Oriente, la calificación de Reyes ya es cuestión del imaginario cristiano y así aparecen ya los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar en un mosaico en la iglesia de San Apolinar de Rávena del siglo VI. Celebración ésta perpetuada hasta el día de hoy y que no han podido erradicar ni Papá Noel, San Nicolás o hasta el novedoso Black Friday, sino que han logrado subsistir todas estas efemérides cada cual en zonas territoriales concretas según las políticas predominantes.

Los Reyes Magos arrastran una simbología entrañable por haber sido durante siglos el ilusorio sueño de los más pequeños de la casa. Es mucho lo que se ha divagado sobre su existencia real, aunque en todos los territorios del Cercano Oriente y en la época que San Mateo se confirma su presencia por el Portal de Belén, al ser entonces la figura de los Magos considerada, como hoy ocurre con la de los médicos más famosos. Ellos eran, según algunos jeroglíficos egipcios que todavía quedan gravados en piedra y así han llegado hasta nosotros, acreedores de esa elogiable función de Sabios ya que al ser la vida muy peligrosa en aquellos tiempos debido a mosquitos, escorpiones, serpientes venenosas, cocodrilos, etc, sufriendo ataques los humanos de manera habitual y solo ellos conocían remedios reparadores.

Concretamente en el Templo de Horus en Edfu puede leerse en una de sus habitáculos infinidad de recetas para todos los males. Y una explicación viable del porqué ofrecen precisamente oro, incienso y mirra es por la importancia que suponía afrontar la vida de una persona que comenzaba su andadura precisamente en aquellos territorios en continuos conflictos comarcales, donde el oro suponía la seguridad para encarar una existencia no exenta de dificultades, contando que a los 14 años un niño alcanzaba la edad adulta debiendo buscarse la vida por sí mismo, así como las niñas, tras su primera menstruación era señal de fertilidad y ya podían casarse. No menos valioso fue el incienso como repelente importantísimo para evitar enfermedades en una época donde era habitual morir por contagio frente a las plagas e infecciones continuas ocasionadas en un ambiente desabrido y patógeno. Y la mirra, sabiendo que por aquel entonces el 60 por ciento de los niños no cumplía los 10 años, esa costosa resina era muy anhelada ya que permitiría embalsamar al ser querido, algo tan imprescindible en el imaginario popular de aquel entonces.

La escueta referencia que el evangelista Mateo cuenta en su relato de la visita de los Magos puede tener múltiples interpretaciones, sin duda intenta resaltar la figura del recién nacido ante el hecho de recibir una visita de importantes personajes y ser obsequiado con presentes tan relevantes para una familia muy humilde del Año Dómine, y si consideramos que la religión en uso por toda la zona de la que provenían sus majestades era la zoroástrica, lejos del judaísmo u otras creencias propias en aquellos territorios englobados en la hoy denominada Tierra Santa, esos eruditos presagiaron que algo extraordinario se dio en Aquel Lugar, razón por la que allí acudieron.

Quizás sea por ello que las creencias protestantes no reconocen el pasaje de los Magos, considerando pagana su celebración y en su lugar festejan Santa Claus o San Nicolás, siendo estas figuras quienes hacen los regalos en la celebración de la Epifanía. Los ortodoxos sí celebran la festividad, pero 13 días después del día 6 por seguir utilizando el Calendario Juliano. La Iglesia Siria incrementó el número de magos a 12, como eran los apóstoles, y la opción Copta numera a más de cincuenta los Magos que acudieron a Belén por las incursiones de esta Iglesia en el campo de la magia. Lo cierto es que este año otra vez los Reyes volverán a las calles de Yecla y los niños, asombrados disfrutaran de unos regalos, al menos en ese momento tan extraordinario de recibir el paquete, ya que después no suelen hacer el más mínimo caso, porque el percibir regalos es ahora una rutina habitual durante todo el año hasta entre las familias más humildes.

spot_img
spot_img

Más artículos

Artículos relacionados

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Últimos artículos