Te cuento toda esta retahíla para que no dudes que no has nacido por casualidad sino porque tus padres deseaban con todas sus fuerzas aumentar nuestra familia
Antonio M. Quintanilla
Mi querido nieto Ramiro IX, quiero explicarte porqué te llamo Ramiro IX para que estés siempre orgulloso del nombre que te han elegido tus padres. Antes quiero aclararte que si me dirijo a ti como querido nieto, es porque antes de conocerte ya te queríamos mucho, desde hace más de nueve meses, cuando tus padres nos contaron que ya te tenían en mente y pensaban llamarte Ramiro. Fue entonces cuando me puse a calcular los Ramiro que hay en nuestra familia y caí en la cuenta de que serías Ramiro IX. (Por si no te lo han contado todavía, cuando vienes al mundo naces a la vez en tres familias, la de tus papás, la de tu abuelos maternos y la de tus abuelos paternos, por eso vas a a tener la suerte de disfrutar de un gran puñado de tíos y primos).
Sigamos: Ramiro es de origen visigodo y significa ilustre. Se popularizó en la Edad Media entre reyes y nobles leoneses y aragoneses. Aunque tienes que tener muy claro que eso de que un día puedas llegar a convertirte en un hombre ilustre y noble (el rey de la casa ya lo eres desde antes de nacer), será solo por méritos tuyos pues cuando te hagas mayor todos tus actos y pensamientos dependerán solo de ti. (Ya te lo recordaré cuando crezcas). Te decía que he calculado que eres el noveno de los Ramiro de la familia si comenzamos por mi abuelo Ramiro (el abuelo de tu abuelo). Toda la vida se dedicó al comercio y fue muy conocido en Yecla a través de su tienda que, como no podía ser de otra manera, llamó Casa Ramiro. En la calle del Niño todavía puedes ver el rótulo luminoso en la fachada.
El segundo Ramiro fue mi padre, tu bisabuelo, viajante de toda la vida pues como todos sus hermanos nació con el comercio en las venas. Luego siguen los tres primos mayores: mi hermano Ramiro Antonio y mis dos primos Ramiro de Alicante. O sea, ya llevamos cinco Ramiros. Y llegamos a la generación de tu padre: tu papá Ramiro y sus dos primos hermanos Ramiro Enrique y Ramiro Hernández. Quien no conozca al primo Ramiro Hernández ten por seguro que no es de Yecla. Y es aquí y ahora donde justamente apareces tú, Ramiro IX. Te cuento toda esta retahíla para que no creas que tus padres han elegido tu nombre a voleo o tras pasarse horas leyendo uno de esos libros en los que figuran cientos de nombres de niños y que ojean los futuros padres que no tienen ni idea de cómo llamar a sus hijos.
Tus padres no buscaron en ningún libro. Te han llamado Ramiro para que seas consciente de que no estás entre nosotros por casualidad sino porque tus padres deseaban ampliar la familia con todas sus fuerzas. Nosotros, la generación de tu abuelo que soy yo, nos hemos hecho mayores y cada vez pintamos menos por eso ahora serás tú quien un día tendrá que decidir si continúas o no con el nombre de Ramiro cuando tengas hijos. Tranquilo, que tienes toda la vida por delante para pensártelo. (Por cierto, yo me llamo Antonio Ramiro, al revés que mi hermano mayor. Ya te contaré otro día a qué se debe. Por ahora ya te he mareado bastante con tantos Ramiros. Además, ya va siendo hora de que te tomes el biberón y sigas durmiendo. No quiero que te desveles y tu mamá me ponga mala cara por malcriarte).