Por Alfonso Hernández Cutillas
El día ocho es la jornada Grande. Es la fiesta de la Inmaculada. Es el día de la Virgen. El pueblo le dedica la función religiosa. En este día el Paje de la Bandera vestirá el traje azul, mientras el Paje del Bastón lucirá uniforme de gala. Durante la Solemne Función, los banderines de las Escuadras permanecen rodeando el Altar Mayor de la Basílica. Desde el día de la Virgen hasta la Subida, las fiestas continúan. La Madre está en casa y todos los días recibe la visita de sus hijos. Son los momentos en que el yeclano abre su corazón y le hace participe de sus plegarias.
Finalizada la función religiosa, la compañía en orden de formación, se dirige a la calle del Concejal Sebastián Pérez, para con su presencia, testimoniar el primer acto oficial de los Clavarios en las fiestas de la Virgen: José Luis Soriano Morata (Bastón), y Francisco Martín AZorín Yago (Bandera). A los pies de la Iglesia Vieja, rodeados de familiares, y teniendo como testigos a los Mayordomos y a toda la soldadesca, el Presiente de la Asociación de Mayordomo, impone a cada uno de los clavarios las Medallas, quedando oficialmente investidos, dando así continuidad a las fiestas del siguiente año.
Es su primer acto oficial de las fiestas desde la celebración del Sorteo de Insignias donde resultaron elegidos. A partir de este día, Clavario del Bastón y Clavario de la Bandera respectivamente, serán acompañados a sus domicilios por los Ayudantes Mayores y banda de música. A partir de éste día, en cada uno de los actos y hasta la entrega de las Insignias, el Clavario del Bastón desfilará detrás del Mayordomo de dicha insignia, mientras que el Clavario de la Bandera, lo hará delante del Alférez dando frente a la Bandera, disparando ambos salvas de arcabuces.
La Proclamación de Clavarios se celebró por primera vez rompiendo la tradición, pero no el ritual, en el atrio de la Basílica en el año 1989, trasladándose al siguiente año, a la calle del Concejal Sebastián Pérez, lugar donde hasta la fecha se viene realizando.