Sin comerlo ni beberlo, los políticos de Yecla pagan los platos rotos o se vienen arriba según los resultados nacionales
Una característica principal de la política local es que, para lo bueno y lo malo, la trayectoria y el ánimo de los políticos de cada pueblo están sujetos a los vaivenes de la política nacional. Sin comerlo ni beberlo, según se sucedan los acontecimientos nacionales, en Yecla unos pagan los platos rotos y otros se vienen arriba subiéndose al carro. Es algo similar a las aficiones futboleras, cuyos estados de ánimos, alegrías y desilusiones, dependen del resultado de sus equipos sin que ellas puedan hacer nada para mejorar resultados o para evitar y derrotas.
Buena prueba de ello la estamos palpando estos días tras las consecuencias que han conllevado las Elecciones Generales del pasado 10 de noviembre. Por un lado tenemos el subidón y la euforia de los simpatizantes locales de VOX que ya han empezado a movilizarse pensando en 2023, cuando lleguen de nuevo las Elecciones Municipales a las que han decidido presentarse convencidos de que lograrán una buena representación en el Ayuntamiento. Frente a ellos, el bajón de Ciudadanos, que vuelve a recibir otra puntilla tras la desilusión de las Elecciones locales de mayo, aunque su portavoz asegura que van a sacar fuerzas de flaqueza porque ahora más que nunca hace falta una formación liberal de centro. Por su parte, el PP logra un impulso notable de casi 1.000 papeletas más a su favor y socialistas y podemitas mantienen más o menos sus votantes. Son las alegrías y daños colaterales que la política nacional ha ocasionado en Yecla, donde seguimos votando con distinto pensamiento según sea nuestra papeleta para las urnas nacionales o para las urnas locales.