La Navidad se marchó montada en el caballo de los Reyes un día antes de escuchar los primeros tiros. No queda otra que resignarnos a continuar resistiendo con las pocas armas que aún nos quedan.
Como es costumbre en esta ciudad, las celebraciones navideñas se fueron al galope con Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente un día antes de que la Compañía Martín Soriano Zaplana disparara sus arcabuces camino del Santuario del Castillo en el Día de Acción de Gracias, que este año se celebró el lunes 7 de enero para que los tiros no espantaran a los caballos de Melchor, Gaspar y Baltasar. Último puente, pues, de los tres que en Nochebuena, Nochevieja y Reyes nos ha regalado esta ya pasada Navidad con la que hemos despedido 2012 y hemos saludado a 2013 con más temor y prudencia que alegrías y esperanzas. Yecla regresa a la normalidad si es que así puede llamarse al panorama con el que volvemos a tomar conciencia de la situación actual. Pero este baño de realidad tendría que animarnos en lugar de hundirnos ante las negras expectativas. Desgraciadamente solo podemos ir aguantando el tirón hasta que soplen vientos mejores porque poco podemos hacer los yeclanos para arreglar esta crisis económica que sacude al mundo. No queda otra que resignarnos a seguir resistiendo con las pocas armas que aún nos quedan y las muchas, muchísimas, ganas de que esto termine cuanto antes.
