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domingo, 24 noviembre, 2024
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COLABORACIÓN- «El cine en época de confinamiento (o el cine en Semana Santa») por Fran Carpena

Entramos de lleno en una de las semanas más extrañas de esta situación de confinamiento. Si ya nos encontramos en una tesitura poco habitual, que coincida con una de las celebraciones que más gente mueve en nuestro país crea una sensación de reclusión aun mayor, sin poder desarrollar nuestro día a día durante la Semana Santa como solemos hacer año tras año.

Pero si hay una tradición que podemos disfrutar esta primavera más que en cualquier otra ocasión es la de ver películas relacionadas con la imagen de Cristo y los días previos a su crucifixión. Un sustitutivo convincente en estas semanas en las que el entretenimiento y el mundo audiovisual se han convertido en nuestros mejores aliados contra el tedio de la cuarentena.

La primera película que me gustaría mentar, aunque reciente, se ha ganado el título de clásico moderno por mérito propio. Mel Gibson, confeso devoto católico, abandonó en la década de los 90 su papel de tipo duro de Mad Max y Arma Letal que se forjó en los 80 y nos sorprendió con sus dos primeras cintas propias, la sensible, aunque polémica, El hombre sin rostro y la monumental Braveheart. Aunque sus películas nos han llegado a cuentagotas –tenemos cinco hasta la fecha-, todas le han llevado a un escalón privilegiado en el universo cinematográfico. Y La Pasión de Cristo no iba a ser menos.

Rodada en hebreo, latín y arameo, la cinta de 2004 está considerada como una de las adaptaciones más fieles del sufrimiento de Jesús en sus últimos días tras la oración del huerto de los Olivos. Indispensable. No hay año en que no se vea en mi casa.

En segundo lugar, y con vistas a que los más pequeños también puedan disfrutar del cine de Semana Santa, quiero recordar una película a la que mis profesores recurrieron cada año cuando iba al colegio. En 1999, Derek Hayes y Stanislav Sokolov transportaron la técnica del stop motion –en aquella época no tan depurada como en estos momentos- a la Galilea ocupada por los romanos.

Mis recuerdos de su trama son tan difusos como nítidos los de su estética. Tanto que me sorprende ver el estelar reparto que da voz a sus personajes. Ralph Fiennes, Richard E. Grant, Ian Holm o William Hurt interpretaron a Jesús, Juan el bautista, Pilato o Jairo en El hombre que hacía milagros, que además podemos encontrar por internet de forma completamente gratuita y legal.

 

Para terminar, una de las obras más infravaloradas del director más importante de las últimas cinco décadas. Martin Scorsese es otro cineasta que deja muy patente en todas sus cintas su profunda devoción católica. Su infancia se vio muy influenciada por la religión, y es algo sobre lo que ha reflexionado en gran parte de su filmografía, sobre todo en sus últimas Silencio y El irlandés.

Pero, a finales de los años 80 y tras vivir el periodo más tormentoso de su vida, el director de Queens llevó a la pantalla La última tentación de Cristo, con Willem Dafoe a la cabeza, al que siguen Harvey Keitel, Harry Dean Stanton o David Bowie, en una soberbia película –no tan buena adaptación, como dice el propio Scorsese-, desde sus días en el desierto hasta el momento en que lo crucifican, interpretando a su manera –un tanto apócrifa- esos instantes finales. El guión, además, corrió a cargo del gran Paul Schrader, amigo de Martin y guionista de sus principales obras (Taxi Driver, Toro Salvaje…), cuyos comienzos también estuvieron marcados de manera muy directa por la religión.

Espero que estos consejos adaptados a las celebraciones que tendrían lugar durante esta semana sirvan para hacer a todos más amenos estos días de confinamiento. Ya queda menos para salir a la calle, ver a nuestros seres queridos, disfrutar de todo aquello que echamos de menos. Mientras tanto, a sacar todo el provecho que podamos a la cultura.

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