Con el deseo de que la cultura no se vea ensombrecida por la pandemia del coronavirus, se me ha ofrecido la oportunidad de participar en esta entrega del periódico SIETE DIAS YECLA. Soy Paula Marco, para quien me conoce, para quienes no: soy escritora y dibujante de esta ciudad.
Hablo como escritora cuando digo que vernos encerrados en casa nos hace temblar. Quizá por miedo al que no estamos acostumbrados. Sin embargo, desde mi experiencia, es mucho más que eso. Normalmente trabajo sola todo el día, y me relaciono poco debido al inmenso mundo que creo lentamente en lo relativo a mis libros y dibujos. De todos modos, no creo que el miedo a la soledad nos dirija completamente a tambalearnos por una pandemia… Como persona confinada, creo que lo que más nos puede pesar es tener que hablar con nosotros mismos. No hay nadie, solo nosotros, y no podemos salir corriendo. No hay nada que nos distraiga de los problemas de la mente humana. Nos vemos obligados a ponernos ante el espejo y tratar de averiguar qué somos realmente.
Por ello y, repito, como escritora, comprendo ese miedo porque lo vivo de primera mano. A pesar de ello, me veo obligada a añadir que no sólo hay temor. Tras esto que sentimos y llamamos soledad y encuentro con nosotros, existe la posibilidad de alzarse de puntillas y ver que, tras el espejo, hay más cosas que un cuerpo propio. Me refiero a lo que hay tras el miedo…
También somos capaces de hacer mucho más, de creer, de aprender, de sentir… por ello, no temáis, os lo digo yo, que soy una cobarde. La soledad a veces nos puede hacer descubrir lo magníficos que somos como personas: enfrentándonos con nosotros mismos cada día, mirando al miedo e interpelando que podemos alcanzar las metas más altas que podemos exigirnos.
Como lectora, veo en esta pandemia una posibilidad para leer, por supuesto, y para seguir creciendo y estudiando sin el peso de que se acaben los días. Es como si tratáramos de repelar un plato y, como están las cosas, cada vez que parece que vamos a terminar, nos lo vuelven a llenar. Por ello no veo la negatividad de la cuarentena salvo por aquellos valientes que nos ofrecen la vida cada día que pasa. Prefiero, de manera más positiva y personal, vivir la pandemia como una oportunidad para vernos a nosotros mismos y crecer.
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Gracias por ofrecerme la oportunidad de colaborar con mi menuda visión y mi pequeñez en el periódico, y me encantaría que cada yeclano y persona del mundo entero si me oyese, se acercase ahora al espejo y meditara… “¿Quién soy?”, para responder sin temor a la soledad, pues esa no es la última palabra.