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sábado, 23 noviembre, 2024
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«Abasungu»

El yeclano David Román Pérez narra a los lectores de SIETE DIAS YECLA su experiencia en el hospital de Nemba en Ruanda, a donde viajó el pasado mes de agosto como fisoterapeuta voluntario de la Universidad Miguel Hernández

Nunca me habría imaginado ir a Ruanda, un país totalmente desconocido para mí situado en el centro de África, como voluntario.
Inicialmente, no sabía que proyecto presentar para ser aceptado en el voluntariado de la Universidad Miguel Hernadez, pero gracias al trabajo conjunto que realizamos Carlos Lozano, mi profesor de Terapia Manual de la Universidad Miguel Hernández, y yo sobre Técnicas de Fisioterapia, obtuvimos ambas plaza. Comenzó así para mí el dia 9 de agosto una experiencia única.
Una vez allí nuestra labor como fisioterapeutas se ha desarrollado por las mañanas trabajando junto a dos profesionales ruandeses de la fisioterapia en el hospital de Nemba, situado a unos 60 kilómetros de la capital de Ruanda. Y por las tardes impartiendo un curso de fisioterapia para profesionales de la salud del lugar.
El trato que hemos recibido de los profesionales de allí ha sido inmejorable, hemos aprendido muchísimo de todo lo que hacían y ellos nos han recibido con mucha curiosidad con el fin de conocer nuestras técnicas y forma de trabajar.
El resto de mis compañeros han hecho un gran trabajo del que todos salieron muy satisfechos. Las actividades que se realizaron se distribuían de la siguiente manera: a primera hora Ilda y Ángel impartían clases de inglés a los niños que acudían a la escuela-comedor "Museke", más tarde, a media mañana, y una vez que los niños habían sido convenientemente curados por los facultativos del hospital, ambos se encargaban de hacer algo más llevadera la estancia de los pequeños ingresados en la unidad de pediatría, ofreciéndoles actividades lúdicas, clases de inglés y pintura. José Manuel y Javier han formado en educación física a varios grupos de alumnos de la escuela vecina. Por las tardes los turnos y composición de las actividades cambiaban, José Manuel acudía al hospital a la unidad de pediatría; Ángel impartía inglés a los docentes de las escuelas vecinas y Javier e Ilda hacían lo propio con la disciplina informática. Juanjo, el coordinador, además de preocuparse de que todo estuviese en orden, daba clases de música en la escuela de niños. Mi compañero Carlos y yo nos acercábamos a Pediatría a admirar el trabajo de nuestros compañeros y echar una mano si era necesario.
Estas son las actividades que realizábamos de lunes a viernes, en las que apoyados en todo momento unos en otros y gracias a la amabilidad y fuerza que desprendían las mujeres y hombres de las colinas de Nemba, logramos un gran trabajo.
Me traigo de allí las 29 experiencias que he vivido fuera de España; 29 días en los que no dejábamos de ser sorprendidos con algo nuevo, cosas que dejan marca de por vida. Me traigo una gran familia con la que he vivido intensamente todos esos días de compañerismo, apoyo, humildad, trabajo, risas. Me traigo la imagen de esas sonrisas puras en rostros de niños, ancianos, mujeres y hombres de ropas rasgadas, muchas veces sin calzado, sin nada que llevarse a la boca más que caña de azúcar; los más afortunados podían comer cada dos días. Me traigo palabras ruandesas, que más que palabras se han convertido en una forma de acordarme de todos los momentos allí vividos. Unas de ellas "abasungu" que es como llamaban a los blancos; "museke", sonrisa; "muaramutse", buenos días; "mirué", "muracose", "llego", "olla" y un largo etcétera.
Espero que esta experiencia lograda gracias, entre una de tantas cosas, a la Fisioterapia, sea el principio de una larga carrera como fisioterapeuta, profesión de la que espero poder disfrutar cuando termine mi último curso de carrera este año siguiente.
Un saludo a todos y quiero agradecer a mi familia, amigos, Clínicas Center, E.F Ciudad de Yecla, su apoyo en cada decisión, gracias también a Mariano, el hombre que lleva tres años organizando esta actividad en África y que todos hemos aprendido muchísimo de él y, cómo no, a mis compañeros de viaje: Ilda, Carlos, Javier, José Manuel, Ángel y Juanjo, este inolvidable mes de cooperación en Nemba, Ruanda, (África).

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