El Partido Popular ha ganado todas las elecciones municipales a las que se ha presentado en Yecla, desde 1983, hasta la actualidad, y, aunque no ha gobernado siempre, es llamativo que el PSOE solo haya ganado las elecciones municipales de 1.979, justamente, el único año en el que el PP no se presentó. De hecho, cuanto más tiempo pasa, mayor es el resultado que consigue el PP; en las últimas elecciones de 2019, obtuvo la cifra récord de 9.495 votos, el 53% del electorado yeclano eligió a Marcos Ortuño como alcalde de Yecla, con 12 concejales de 21 posibles.
El PP nunca baja del 40% del voto, como mínimo suelen conseguir 9 concejales cuando no han estado gobernando, y en los 7 gobiernos consecutivos que han conseguido desde 1.995, 5 han sido con mayoría absoluta, y es lógico, ya que, el PP de Yecla ha logrado aglutinar el voto que va, desde el centro izquierda (incluso algunos de izquierda), hasta la extrema derecha. El PP es el perfecto ejemplo de partido ‘’catch all’’, es decir, un partido ‘atrápalotodo’, un partido aglutinador del voto mayoritario, un partido visto externamente como transversal, pero que no tiene nada de transversal, visto como una especie de UCD, aún siendo de los PP más conservadores de la Región.
Pero, ¿Cuáles son las razones de este éxito? Vamos a centrarnos en tres, aunque existen más, pero nombraremos las más importantes.
La primera razón podría ser el profundo arraigo de la Iglesia Católica en Yecla y sus lazos con el PP. No voy a extenderme en este asunto porque este tema da para otro artículo, pero por poner un ejemplo, cuando el párroco de la Purísima, José Antonio Abellán, pidió, antes de las elecciones municipales de 2019, el voto para los partidos que ‘’defiendan mejor los derechos de Dios’’, y para aquellos partidos que aseguren y defiendan la vida, el matrimonio, la familia, y la procreación natural de los hijos, estoy seguro de que no estaba pidiendo el voto para el PCPE (Partido Comunista de los Pueblos de España). Como he dicho, las injerencias de la Iglesia en el poder político se tratarán en otra ocasión.
La segunda razón puede ser la falta de oposición dura hacia el gobierno municipal. Da la sensación de que la oposición sale en las campañas electorales con miedo, y, sobre todo, con desánimo, como con esa sensación de: ‘’Bueno, total, va a ganar siempre Marcos, ¿para qué hacer una buena campaña, o para qué ponerle ilusión, ganas y dinero, si siempre va a ganar Marcos?’’
Pero yo a la oposición le recuerdo una cosa, todo lo que sube en esta vida, acaba bajando, y que, nunca en un régimen democrático, se puede salir a una elección con mentalidad perdedora, porque, tarde o temprano, lo que sube, acaba bajando, y nadie está en el poder de por vida, o si no, que se fijen en Andalucía, 40 años gobernando el PSOE, que parecía un gobierno incuestionable, y míralos ahora, en la oposición.
Y la tercera razón, para mí, la más importante, es la propia figura de Marcos Ortuño y la profunda personalización e híperliderazgo que ha sufrido el PP en los últimos años. Marcos Ortuño ha concentrado el partido en su persona, y no me extraña, ya que, cumple la mayoría de requisitos que debe tener un buen candidato, dentro de la perspectiva de las Ciencias Políticas.
El alcalde tiene experiencia, capacidad intelectual, confianza en sí mismo y en su proyecto, dedicación, capacidad de comunicación y persuasión, sabe conectar con su público y con sus votantes, es empático, y, sobre todo, carismático.
Si a esto le sumamos la estrategia de usar la campaña permanente, entendida como, según el Politólogo Darren Lilleker, ‘’usar todos los recursos disponibles para construir y mantener una amplia y suficiente base de apoyo popular’’, pues, tenemos a un alcalde con una base tan sólida de voto en el municipio, que ganará todas las elecciones que le apetezca. Que le apetezca, o seguirá ganando hasta que llegue a entrar al Congreso de los Diputados y se olvide de la alcaldía, que es lo que más le gustaría.
¿Cómo hace campaña permanente? Sencillo, contestando a todos los mensajes en redes sociales, saludando por la calle, empatizando con los ciudadanos, y teniendo buena memoria para acordarse de todo aquel que les interese. Y lo más importante, también, su continua presencia mediática, no hay ni un solo día que Marcos Ortuño no salga en televisión, o en los periódicos, o en las redes sociales de distintas asociaciones del pueblo, y no hay ninguna fiesta popular que no lo veamos portando el bastón de mando de alcalde, o junto al Presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras.
Y la cuestión del liderazgo podemos observarlo con diversos ejemplos.
El primer ejemplo sería la última campaña electoral de las municipales de 2019. El contexto nacional no era favorable, con un PP débil en el Congreso, el equipo de Ortuño ‘se marcó un Feijóo’, es decir, eliminar el logo del partido en campaña y tirar solamente de la imagen del candidato, ‘’Marcos es mi alcalde’’. Éxito rotundo.
Otros ejemplos como que el alcalde es el líder político yeclano con más seguidores en las redes sociales, es el político con la mayoría absoluta más holgada en la historia de Yecla, también gana en todas las mesas electorales, salvo en la del barrio del García Lorca, y es de las pocas mayorías absolutas que le quedan al PP en Murcia.
Pero el tema del híperliderazgo es un arma de doble filo, porque cuando Marcos Ortuño no sea candidato, buscar a otro líder tan carismático, para el PP, será una difícil tarea. El problema de quién sucederá algún día al alcalde traerá quebraderos de cabeza para el partido en un futuro. Y, si VOX se presenta a las elecciones municipales, que den la mayoría absoluta por perdida.