No se me ocurre mejor frase para iniciar este artículo que la que ya dejo escrita George Orwell, autor de «1984», hace 70 años.
Me llamo Sergio, y desde hace 4 años, tengo abierto varios canales en YouTube con los que he llegado a unos 7 millones de personas en todo el mundo, y que recientemente han sido suspendidos.
Desde el inicio, mi actividad se centró en denunciar el funcionamiento mafioso de todos los organismos a los cuales estamos sometidos, siendo estos el político, financiero, judicial y el de los grandes medios de comunicación. Precisamente por este motivo, ninguno de ellos se ha interesado nunca por las exposiciones y denuncias que en mi canal he venido haciendo.
A pesar de que se nos venda la idea de que vivimos en sociedades democráticas donde existe la libertad de expresión, la realidad, está muy lejos de ser así.
Como dijo el escritor español José Luis Sampedro, únicamente tenemos libertad de expresión para repetir como loros todo aquello que dicen los partidos políticos de turno, y las opiniones que desde los grandes medios de comunicación nos vienen ya dadas. ¿De qué sirve la libertad de expresión, si no existe una libertad de pensamiento?
Todo aquel que tieneun “pensamiento” diferente, y no lo oculta públicamente, sino que además trata de difundirlo, es censurado. Y esto es exactamente lo que he podido experimentar estos años.
Yo, que soy conocedor de estas normas no escritas, llevo años eludiendo esta censura utilizando eufemismos y dobles sentidos, pero recientemente, bajo el paraguas de la situación que estamos viviendo con el Coronavirus, todas estas medidas represivas se han incrementado.
A día de hoy, está prohibido cuestionar la versión oficial que desde las televisiones se nos dicta. Está prohibido entrevistar a cualquier persona, por dilatados que sean sus estudios, si esta va ofrecer un análisis distinto del oficial, del mismo modo que no se permite entrevistar a nadie que esté en un lugar “crítico” donde ciertos acontecimientos están pasando, como es el caso de Canarias, si este contradice lo que la Televisión ha dicho ya del mismo.
Poco a poco nuestra sociedad se ha ido tiñendo de gris, con tonalidades más oscuras cada año. Donde prevalece el egoísmo, el sálvese quien pueda, donde nadie quiere saber nada, en la que estamos a merced de una clase política traidora, que hace ya tiempo que fue comprada por los grandes poderes financieros y corporacionales, con un sistema judicial podrido puesto por la anterior, y con unos medios de comunicación que hace mucho dejaron de informar y se dedican a vender ideas que van moldeando nuestro pensamiento.
Una sociedad en la que solo se permite el debate político ideológico (totalmente controlado por ellos), el “deporte” y Telecirco.
Una sociedad en la que el debate y la reflexión real, han sido sustituidos por el: No pienses, OBEDECE.
Una sociedad donde los personajes más populares y famosos, son los más cazurros, estúpidos e ignorantes de la misma, llamados ahora “Influencers”
Y yo me pregunto, ¿En qué momento nuestra sociedad se rindió? ¿En qué momento nos dejó de interesar nuestro presente y futuro? ¿En qué momento delegamos nuestros poderes a otras personas que solo buscan su interés personal o partidista? ¿En qué momento nos dejó de importar todo? ¿En qué momento hemos decidido ser sumisos y aceptar todo lo que quieran hacer con nosotros?
Si estas leyendo esto, y te sientes identificado, quiero que sepas que no estás solo.