Por Antonio M. Quintanilla
A última hora de la tarde de ayer el alcalde de Yecla, Marcos Ortuño Soto, fue atendido en el Servicio de Urgencias aunque su estado salud se mantiene estable dentro del severo achaque que viene padeciendo estos días y que, según el jefe del equipo médico que lo atiende, «el estado emocional de nuestro alcalde todavía continúa dando muestras de cierto abatimiento».
En el mismo sentido el responsable sanitario ha resaltado que «nunca imaginamos que pudiera causar tanta mella en una persona la ausencia de abrazos que ha provocado la suspensión de las típicas y concurridas reuniones de estos días por motivos de seguridad y la obligatoriedad de mantener a rajatabla el distanciamiento social durante esta Navidad. El no poder acercarse a nadie para saludarlo efusivamente lo mantiene desorientado y decaído aunque su estado de salud continúa siendo bueno y progresa adecuadamente».
A pesar del consternado episodio que está atravesando, el alcalde ha tenido la gentileza de atender a este periódico por un breve espacio de tiempo en el que ha manifestado «estoy bien, gracias a todo este pueblo que tanto quiero por interesarse a todas horas por mí. Al menos me consuela pensar que si esta situación me pilla en plenas Elecciones me hubiera fastidiado la campaña».
Este periódico igualmente ha contactado con la esposa del alcalde que ha mantenido que «desde que empezaron a colgar las luces de Navidad mi marido no es ni de lejos el que era hace un año por estas fechas, lleva varias semanas abrazándose a sí mismo como una lapa y rodea con sus brazos a todos los árboles que encuentra cuando sale a correr cada mañana. Papá Noel le trajo varios peluches de gran tamaño para que se mantuviera abrazado a ellos mientras permanece en casa y sus compañeros del equipo de Gobierno le van a escribir una carta a los Reyes Magos pidiéndole más y más peluches gigantes a ver si entre todos conseguimos apaciguar su desánimo. Espero que no hagan la gracieta de pedírselo al Rey Rojo porque la liarían todavía más».
A la espera de su pronta mejoría, enviamos desde esta redacción un fuerte abrazo a nuestro alcalde… Perdón, queríamos decir un fuerte restregón de codos.