> Marta Rico Palao (1989) es una yeclana que vive en la ciudad de Whistler, al norte de Vancouver, en Canadá, donde trabaja en un estudio de diseño gráfico y además como profesora de español
Hace cinco años que Marta salió de España para seguir formándose como persona y crecer también en otros aspectos. El destino elegido fue Canadá, en concreto, Whistler, una estación alpina situada en el norte de Vancouver. Su pasión por el deporte y la naturaleza le llevaron a buscar un lugar donde fuera fácil comenzar una nueva aventura en la que estuvieran incluidas las montañas, la nieve, los bosques o los osos que ella imaginaba siempre al pensar en Canadá.
Aunque al principio su situación laboral estaba muy lejos de su formación académica, pues empezó trabajando como cocinera en un hotel para después pasarse a un restaurante, su objetivo era conseguir los permisos de trabajo en Canadá. Gracias a la gente que conoció en el restaurante el año pasado consiguió la Residencia Canadiense. Una vez logrado esto ya se es libre para decidir en qué trabajar, y así comenzó a hacerlo como guía de deportes de aventura, para ella "fue toda una experiencia tener que pedirle a los osos que se apartasen de la puerta de la oficina porque tenía que empezar a trabajar". Actualmente da clases de español y trabaja en un estudio de diseño gráfico. "Estoy intentando validar mi título universitario en Canadá, ya que antes no tuve la oportunidad por mi situación de visados", afirma Marta.
¿Cómo fue tu adaptación a un país en el otro lado del mundo donde no conocías a nadie y con un idioma diferente?
La verdad es que fue muy duro acostumbrarse a un país donde la cultura, la gente, el estilo de vida y el idioma son tan diferentes. Un lugar donde se hace de noche a las tres de la tarde. Además, yo no podía comunicarme ni con el chico de la cafetería, ya que mi inglés de hace cinco años era mediocre. Durante los tres primeros meses no sabía si iba a ser capaz de superar un año aquí, pero cada vez que salía a la montaña era una recarga de energía y recordaba que esto era lo que me había traído aquí. También supongo que, aunque sea duro y lento, el ir viendo recompensas de todo ese esfuerzo te hace seguir hacia adelante.
Al cabo de seis meses no me quería ir de aquí, sólo daba gracias por haber sido capaz de superar este tiempo y haber conocido a tanta gente que me ayudó mucho.
¿En qué se diferencia la vida en España a la de Canadá?
La mayor diferencia en cuanto al estilo de vida canadiense y el español (o el yeclano) es el concepto de trabajo y la importancia que a éste se le da. Nosotros los españoles nos hemos acostumbrado a dedicar tanto tiempo al trabajo que podríamos decir que hemos vivido para trabajar. En Canadá, en general, se trabaja para vivir. Nada se antepone a tu tiempo de ocio o familiar, incluso los niños no van al colegio si los padres deciden que hay una actividad más importante que hacer en familia, y es muy normal que esto suceda a menudo. El amor por su cultura y su país es otra de las cosas que marca la vida canadiense. Esto creo que es determinante a la hora de que un país pueda sobrevivir o hacerse más débil ante crisis como la actual, son personas muy orgullosas de todo lo que Canadá representa.
Además de Marta Rico, hay más españoles viviendo en tierras canadienses, motivados también por el deporte y la búsqueda de trabajo. Para Marta "la situación de España ha dado la oportunidad a jóvenes que nunca antes se hubieran planteado salir fuera a conocer y experimentar, y de esta manera poder traer también a nuestro país lo mejor de otras culturas y que así nos hagan crecer como sociedad".
¿Qué opinas de la situación laboral actual en nuestro país?
Me da pena, da pena ver todo lo que ello arrastra consigo, la desmotivación y la tristeza. Pero también creo que es el primer paso hacia el cambio, creo que es momento de esforzarnos y movernos para crear proyectos y sacar lo mejor de nosotros. Pienso que todo viene dado por una crisis de valores inicial. No hemos sabido valorar lo bueno de nuestro país, nos hemos olvidado de que un país lo hacen las personas y que para ello tenemos que apoyarnos y así crecer como sociedad, desde el pequeño detalle de comprar el pan en la panadería del pueblo hasta el más grande detalle de mover tu empresa a otro país porque la producción es más barata. Todo progreso o cambio trae consigo momentos de crisis previos que te hacen valorar pequeños detalles que estábamos olvidando.
¿Qué es lo que más echas de menos de España y de Yecla?
Lo que más echo de menos son las personas, mi familia, mis amigos y el concepto de amistad o «colegueo» que tenemos, cosa que en Canadá no existe, las relaciones son más frías. La alegría de los españoles, el buen clima, la belleza de la naturaleza de nuestro país…Echo de menos a mis hermanos, a mi sobrino y esas cervecitas por un euro en una terraza al sol.
¿Te has planteado volver?
Pensé en volver a España el año pasado, ya que sentía la necesidad de estar cerca de casa por un tiempo, así que volví. Estuve diez meses en España y sinceramente el estar de vuelta me hizo valorar más la calidad de vida de donde estoy ahora. Ya no solo por la situación actual de nuestro país, sino por el hecho de vivir en plena naturaleza, salir a la calle con un metro de nieve en las escaleras o mirar hacia arriba y ver las increíbles montañas. Todo este tiempo sentí mucha tristeza de ver lo que cuesta percibir esa alegría que tanto nos caracterizaba, o ver la desmotivación de jóvenes con tanto futuro por delante y sin saber hacia dónde tirar. Es totalmente entendible la falta de ilusión y los lamentos que se respiran por la calle, sobre todo en un lugar como Yecla, donde, como se dice, «el trabajo venía a llamar a la puerta de casa».