Hacer de nuestra ciudad un atractivo destino de gran relevancia ya es hoy una realidad más que palpable
El hallazgo del busto de Adriano ha de contemplarse también como una gran y definitiva oportunidad que debe casi obligatoriamente (y permítasenos el atrevimiento) enfocar Yecla definitivamente como destino turístico-cultural de enorme valor y atractivo. La imperial estatua presentada esta semana en la Casa Municipal de Cultura debería ser la guinda de ese atrayente pastel que atraiga cada vez a más visitantes a Yecla. Sobran motivos para venir a conocer Yecla: la Ruta del Barroco o las visitas al casco antiguo que empiezan ya a dar sus primeros pasos; recorridos por los enclaves retratados literariamente por Azorín; la admirada Basílica de la Purísima; la Fundación Castillo-Puche y el Fondo Bibliográfico Pablo Corbalán, el Museo de Réplicas de El Greco y el de Ricolópez; el Monte Arabí y sus huellas prehistóricas, las ruinas de Yakka y Los Torrejones, o el Museo Arqueológico que albergará el busto de Adriano configuran enclaves sobradamente seductores (unidos a otros muchos y a la difusión de nuestras fiestas, nuestros vinos y nuestra gastronomía), para hacer de Yecla un destacado potencial turístico. De sobra conocemos todos los yeclanos los tesoros culturales, literarios e históricos que atesoramos. Hacer de Yecla un destino turístico de importante relevancia ya no es un sueño a largo plazo sino una palpable realidad que depende solo de nuestra imaginación para darla a conocer a todo el mundo. Y sin duda es también una de las puertas por las que empezaremos a salir de la crisis.