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domingo, 24 noviembre, 2024
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Los estudiantes Erasmus de Yecla califican de «únicas» sus experiencias

Todos coinciden en animar a otros jóvenes y explican que ahora son «»más autosuficientes»» >En Reino Unido, Francia, Bélgica o Polonia

MARÍA SÁNCHEZ
(COLABORACIÓN)

Hay experiencias que solo se pueden vivir una vez en la vida y el Erasmus es una de ellas. Cada año miles de jóvenes dejan su universidad en España para viajar a otra en Europa y embarcarse en una aventura tras otra. La experiencia Erasmus empieza mucho antes de pisar el país de destino. Arranca desde el momento en el que deciden solicitarla y sienten ese ‘chute» de adrenalina que no les abandona en todo el tiempo, como explican estos jóvenes yeclanos consultados por SIETE DÍAS YECLA.

LOS QUE YA HAN VUELTO
Marina Díaz, graduada en Traducción e Interpretación; Daniel Lozano, licenciado en Arquitectura y Luis Juan, estudiante de Ingeniería Informática son algunos de los jóvenes yeclanos que pueden presumir de haber disfrutado de esta beca que te abre las puertas al mundo en unos años en los que se queda pequeño.
Díaz pasó un año en Bruselas (Bélgica), Lozano otro año en Aachen (Alemania) y Juan estuvo seis meses en Cracovia (Polonia). Ellos lo tienen claro, el Erasmus marcó un antes y un después en su vida.
Daniel Lozano afirma que "adquieres una perspectiva más abierta de ver el mundo, te das cuenta de que hay más gente y opiniones".
Marina Díaz señala que “gracias al Erasmus aprendí a ser mucho más independiente y feliz al no preocuparme tanto por todo, me enseñó a ser más humilde. Bruselas también me dio la oportunidad de conocer a mi pareja actual y darme cuenta de que el amor no entiende de idiomas, sino de sentimientos".
Por su parte, Luis Juan añade que “ahora soy mucho más autosuficiente. Esos seis meses tenía que acordarme yo de todas las cosas porque no estaba mi madre para recordármelo, igual que con la comida."
Su experiencia en estos países es distinta, pero a la vez muy similar. En general no se arrepienten de nada y aunque los comienzos siempre son duros, el período de adaptación acaba pronto, sobre todo cuando tienen ganas de viajar y conocer gente. El choque cultural es importante y aunque el idioma puede suponer una barrera severa no hay nada que no solucione el traductor y unos cuantos gestos. Otro problema que destacan es la falta de financiación, el dinero que les dan es insuficiente para cubrir, al menos, los gastos de alquiler. Todos destacan la notable mejoría respecto al sistema educativo. Fuera de España, por lo general, las clases suelen ser más prácticas y no tan teóricas. Valoran lo que se aprende día a día y no tanto el examen final. Esto les permitió descubrir nuevos enfoques en su carrera. Después de su vuelta a España no dudan en animar a futuros estudiantes que se estén planteando esta experiencia.
Lozano recomienda que “los que se vayan se vayan o solos o con la menor gente posible que conozcan. Es justo lo contrario que yo hice. Tienen que intentar de salir de esa `burbuja Erasmus´ que se crea y mezclarte con más gente del lugar."
Díaz explica a “aquellos que se planteen la idea de disfrutar de esta irrepetible experiencia, que no lo duden ni un minuto y que se lancen a la aventura. Los lazos de unión con las personas que conozcas pueden ser muy fuertes. Además, perderán la vergüenza a hablar en otra idioma, algo verdaderamente útil cuando sales de España."
Finalmente, Juan anima a que “sin ninguna duda vayan, que no tengan miedo por conocer gente o el idioma. Yo por ejemplo, a pesar de que no quería, al final terminé juntándome con muchos españoles y son con los que todavía mantengo contacto. El destino no importa mientras creas que te vaya a gustar la cultura y la ciudad”.

LOS QUE SE MARCHAN
Ellos ya hablan en pasado, pero hay otros que lo hacen en futuro. Es el caso de María Amparo Soriano, estudiante de Historia del Arte; Ester Díaz, de ADE y Laura García, de Filología Inglesa. Estos meses de verano están sumidas entre papeleos y preparativos para su próximo viaje.
Soriano, comenta ilusionada que va “al norte de Inglaterra, a Leeds. Quería un destino en el que se hablase inglés porque es el idioma en el que mejor nivel tengo”.
Por su parte García irá “a Estrasburgo. Mi segundo idioma en la carrera es el inglés y el tercero, el francés. Además, es una parte de Europa muy bonita".
Díaz explica que “mi destino es Gdansk, Polonia. Necesito aprender inglés y no hay otra manera mejor que si me voy fuera. Me han hablado muy bien de él, vi las fotos y me encantó”.
Los nervios comienzan a aparecer, sus próximos destinos les esperan. Las expectativas son parecidas.
María Amparo Soriano espera “que no me cueste mucho la adaptación las primeras semanas. Al principio solo espero sobrevivir, mejorar el idioma y aprovechar al máximo la experiencia".
Laura García añade que “estudiar siempre es importante, pero lo que busco es viajar mucho, aprender la cultura y el idioma".
Para concluir, Ester Díaz enumera sus objetivos: "Lo primero que quiero hacer es aprender inglés. Después quiero intentar ser más independiente".
Tanto para los que ya se han ido como para los que se van, el futuro en Yecla es algo incierto y complicado debido a las salidas profesionales de sus estudios. Algunos directamente descartan poder ejercer en nuestra localidad, mientras que otros lo mantienen como una opción para que dentro de unos años, con experiencia, puedan aportar nuevas ideas que revitalicen la ciudad. El tiempo, como siempre, nos dará la respuesta.

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