Desde hace seis décadas el certamen mueblístico ha sido vital para el crecimiento económico y social de Yecla
La mayoría de yeclanos que conozco que vivieron en primera persona y se involucraron en el nacimiento de la Feria del Mueble han pasado ya de los 90 años o están a punto de alcanzarlos. Cuando hablas con ellos de la primera edición que se celebró en el Colegio de los Escolapios te narran sus recuerdos como si hiciera cuatro días que culminaron aquella iniciativa en formato de arriesgada aventura que este año celebra su 60º aniversario. Seis décadas. A ver quién las supera. El testimonio de aquellos yeclanos emprendedores es vital para hacernos una idea del esfuerzo, ilusión y tenacidad que derrocharon hasta conseguir poner en marcha la Feria. La mayoría de jóvenes de hoy se piensan que las cosas ocurren por casualidad, o como por arte de magia, y en ese desconocimiento de la juventud tenemos mucha culpa los mayores por no habérselo sabido transmitir con más acierto o determinación.
Muy pocos jovenarios saben a ciencia cierta el padecimiento que supone mantener en pie un evento industrial de las características de la Feria del Mueble. Es más, en ocasiones se critica la Feria con más saña de la cuenta sin tener la más mínima idea de los contratiempos que hay que solventar edición tras edición y que nunca han salido ni saldrán a la luz. Todos sabemos de lo que estamos hablando. Al igual que ocurre en las empresas, cada día surgen palos en las ruedas que entorpecen la marcha y que a punto están de lograr que descarrilemos. Pero finalmente se han ido solucionando para que la Feria siga en pie y no quedara todo en un lo que pudo haber sido y no fue. Por no hablar de lo que hoy entendemos por fuego amigo o daños colaterales surgidos de puertas para adentro.
Que se lo pregunten si no a las generaciones de empresarios que desde 1961 hasta la actualidad han estado al frente de nuestro certamen mueblístico a lo largo de este tiempo. Les responderán que hubo años en los que las crisis y problemáticas que han marcado cada época hicieron presagiar que la Feria había llegado a su punto y final. Pero nada de eso: siempre, a los doce meses siguientes de haber clausurado la última edición, el recinto volvía a abrir sus puertas demostrando que si la de Yecla es la primera feria del mueble que echó a andar en España es por algo, y que si todavía hoy continúa siendo un influyente referente en el sector no ha sido por suerte sino porque la Feria ha sabido salir airosa resolviendo todos los problemas, evolucionando y adaptándose a los nuevos retos y exigencias.
Y como se suele decir en estos casos, (aunque muchas veces lo silenciamos por pudor o por temor a que nos tachen de arrogantes), esto es así y así hay que contarlo para que las nuevas generaciones, y todas las que vengan detrás, valoren a las personas e instituciones involucradas desde el primer día en la Feria del Mueble y sepan con pelos y señales hasta qué punto este sueño, esta historia interminable que ahora cumple 60 años, ha sido vital para el crecimiento económico y social de Yecla.