Francisco Guillem Castaño
El pasado 25 de Septiembre, antes de empezar el concierto de nuestra banda de música, que por cierto tuvimos que abandonar calados hasta los huesos, por eso no olvido la fecha, charlé un rato con usted y al terminar la conversación le dije: “Quiero que me invites a un café cuando tengas un rato; quiero comentarte un par de cosas”. Me dijiste que buscabas un hueco y la próxima semana me llamarías y hablaríamos.
Pasaron unos veinte días y viendo que no recibía su llamada, llamé a su despacho y recordé a la chica que me atendió en lo que habíamos quedado, me comunicó que no estabas en el despacho, que en cuanto volvieras te lo diría y me llamarías.
Han pasado ya algunos meses y la llamada no se hizo, sigo queriendo decirte lo mismo y utilizo este medio para comunicártelo, no quiero tener estas ideas dentro. Dos cosas.
La primera: En la calle San José hay una hermosa casa, que no se si conoces, donde vivían María Martínez del Portal y Cecilia Belchí; por razones profesionales entré mucho en ella.
Y por razones de amistad y complicidad, muchas más, una preciosa casa de las que quedan pocas en Yecla y, lo que para mí es más importante, con dos de las mejores bibliotecas que hay, con seguridad, en bastantes kilómetros a la redonda, la información es para que puedas contemplar su compra, con las bibliotecas incluidas, por supuesto, un lugar para la literatura, la poesía, la investigación cultural y todo lo relacionado con ello, creo que el empeño merece la pena.
El otro día vi salir a un agente inmobiliario de la misma, sentí un pinchazo en el estómago, y es lo que ha precipitado esta comunicación.
Y la segunda: Sigo a nuestra banda de música y a la asociación, desde hace muchos años; primero mi suegro, músico muchos años, premio Santa Cecilia, Pedro Hernández, y mi hija, en la banda desde los nueve años, he visto crecer la Banda, la Asociación de Amigos de la Música, la escuela, que creo es el mayor regalo que tenemos en Yecla.
Cuando visito la escuela, gozo, disfruto, pienso cuántos quisieran lo que nosotros tenemos y no lo tienen, casi setecientos alumnos, cultivando la música, hemos visitado muchos sitios con la banda y la sorpresa es el reconocimiento que suscita, y la valoración que alcanza, en algunos sitios, incluso más pequeños que nosotros, hasta dos concejales, solo, para asuntos musicales.
Tristemente forma parte de nuestra forma de ser, no reconocer como pueblo las cosas buenas que tenemos, no hablaré aquí de los premios y reconocimientos que a nivel nacional e internacional tenemos, medallas de oro, etc…
Sí te hablaré de los músicos, personas de una pasta especial, que trabajan sin descanso y la mayoría de las veces gratis, para dar lo mejor de ellos, la mejor recompensa, hacerlo bien, el aplauso y vernos felices, ser músico es una forma de vida, es el idioma universal, son así, corazón y entrega, y casi siempre sin pedir nada a cambio.
Por eso lo pediré yo: un sitio digno, amplio, cómodo en donde puedan desarrollar su labor, tocar para nosotros y para quien los quieran oír, para hacernos vibrar con el arte de la música, hoy no tenemos ese espacio.
Todavía tengo pena y siento vergüenza del concierto en la plaza del Ayuntamiento, en donde se volaban las sillas y las vallas del recinto, estar en el sitio era poco menos que una heroicidad, para nosotros y sobre todo para los músicos, no se lo merecen.
Que el acuerdo del pleno no caiga en saco roto, en el olvido, la asociación y la banda lo necesitan, lo necesitamos, y Yecla se lo merece.
No es necesario grandes obras y mucho gasto para hacer algo digno, el edificio de la Feria del Mueble, el más infrautilizado de Yecla, puede compatibilizar varios usos, hoy se dispone de medios técnicos para ello y seguro que sobrarían ideas si ponemos a arquitectos e interioristas a trabajar, mantendríamos el edificio vivo todo el año y con actividad.
La Asociación de Amigos de la Música, La Banda y Yecla, nos lo merecemos, la música también, soy de los que no me puedo imaginar un mundo sin música.
Atentamente.
Francisco Guillem Castaño,
vecino de Yecla.