En una finca de hortícolas de reciente instalación para un cultivo intensivo incapaz de resistir el clima de Yecla
Salvemos el Arabí denuncia que en la tarde del pasado domingo 27 de noviembre se produjeron varias llamadas alertando de la quema de alpacas de paja en el paraje de El Pulpillo. “Desde la plataforma, se notificó tanto a la Guardia Civil como al 112 y acudimos a verificar los hechos, constatando también con la Policía Local lo que estaba ocurriendo, que también acudió y levantó acta del suceso. El lunes, además, los agentes medioambientales comprobaron los hechos y procedieron a emitir la correspondiente denuncia”, explica el portavoz, Alejandro Ortuño.
“Numerosas alpacas de paja estaban ardiendo lentamente y humeando en todo el perímetro norte de una parcela de unas 11 hectáreas con un cultivo intensivo de alcachofas ante las primeras heladas de la temporada. Se trata de una finca que está explotando desde hace menos de dos años el mayor productor de huerta de Cataluña con cultivos intensivos hortícolas”.
“En el caso de la alcachofa, el cultivo intensivo de la misma no soporta las condiciones climáticas de Yecla, ya que no aguanta las temperaturas bajo cero habituales en nuestra zona. La empresa, que factura alrededor de 400 millones de euros al año, ha recurrido a esta práctica para intentar salvar impunemente el cultivo, quemando las alpacas por la noche, mientras los pequeños agricultores locales se enfrentan a multas millonarias por quemar restos de poda en sus parcelas”, denuncia la plataforma.
“Es un cultivo intensivo que está fuera de lugar, porque se hiela, y que, para salir adelante, ha de recurrir a una práctica que vulnera varias normativas. Además, se trata de cultivos intensivos de nueva implantación, por tener menos de dos años, sobre un acuífero declarado sobreexplotado, el Cingla, aumentando la presión sobre los recursos propios del Altiplano, y acelerando el vaciado de los acuíferos. Para tener una referencia, solo este cultivo de alcachofas va a consumir en seis meses la misma cantidad de agua que una viña consumiría en siete años”, destaca Alejandro Ortuño.