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sábado, 23 noviembre, 2024
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MIERDASECA SE METE A LA POLÍTICA

Todos los partidos caninos coinciden en mantener el bloqueo a los colectivos gatunos con los que se siguen llevando como perros y gatos

Con todo el trajín electoral de las últimas semanas, y lo que te rondaré morena hasta que dentro justo de un mes volvamos a pasar por las urnas del 23 Jota, no he tenido todavía oportunidad de contarles la última ocurrencia de nuestro perrito Mierdaseca: llevado por su insaciable espíritu desprendido y de entrega a los demás, e infalible olfato para las causas perdidas, todo hay que decirlo, ha tomado la firme decisión de presentarse en una candidatura en las próximas Elecciones Caninas (no confundir con Elecciones Cainitas, aunque también). La culpa la tiene su íntimo amigo Tragaldabas, un mastín muy activista y agitador que le ha absorbido el poco seso que tiene Mierdaseca y lo ha convencido para que se meta a la política. Más en concreto Mierdaseca irá en la lista del Partido Perruno Conservador, que concurrirá a los comicios junto a otras tres formaciones locales que igualmente se han inscrito: la Agrupación Canina Social-demócrata; la Alianza Izquierdista de Chuchos, formada por una coalición de distintas razas de los Urales como los Laikas rusos y Huskys siberianos, Pekinés chino y de la estepa rusa, todos muy soviéticos y comprometidos con las injusticias que padecen el mundo animal y toda la fauna en general.

Y por último, la Unión Patriota Perruna que, como era de esperar, está formada por ejemplares cien por cien muy españoles, sin cruces y de pura sangre, como galgos, podencos, pachones y algún mastín español, destacando el pastor leonés y el pastor vasco para hacer frente a cara de perro a las candidaturas de cannes más golpistas, independentistas y secesionistas. (Al único animal que aceptan en sus filas de otra raza que no sea canina es la cabra de la Legión). Que se vayan preparando todos los amos de perros con la que se les viene encima porque las propuestas de los partidos son de toma pan y moja y a buen seguro que marcarán un antes y un después en la relación entre los dueños y sus chuchos. Entre dichas reivindicaciones exigen, por solidaridad con los humanos, que se habiliten bastantes más espacios donde hacer sus cagarrutas callejeras para evitar que los viandantes nos veamos obligados a hacer contorsionismo para esquivar las deyecciones perrunas (qué fino soy cuando quiero).

También piden que se puedan cambiar de sexo cuando ellos y ellas lo decidan (me refiero a los perros, perras y ‘perres’, no a sus dueños que ya lo pueden hacer cuando quieran). Más peticiones: un corte de pelo con manicura incluida al mes; salir a desahogar la vejiga cada dos horas; equiparación doméstica con gatos, hamsters, peces y tortugas y un estatuto de derechos alimenticios que idéntico al de perros pastores y de caza porque comen mucho mejor que ellos y los perros caseros que ejercen de mascotas están hasta el hocico de comer galletas, pienso, luego existo, y demás mandangas. También coinciden todos los programas perrunos en mantener el bloqueo a todos los colectivos gatunos, aunque en política ya se sabe que hoy se llevan como el perro y el gato y mañana se hacen tan amigos.

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