Conocido por su labor como poeta (con diez libros publicados), veterano colaborador de este periódico desde hace lustros, se ha atrevido a rescatar para una serie de artículos en SIETE DÍAS uno de los episodios más tristes y controvertidos de la Historia del siglo XX en Yecla
¿Cómo surge la idea de investigar la quema de las iglesias en Yecla en el 1936, en los meses previos a la Guerra Civil?
Pues ese es uno de los motivos. Que mucha gente no sabía que en Yecla las iglesias se queman en marzo de 1936, cuatro meses antes del estallido de la Guerra Civil. Me interesaba reflejar esto y también contar que hubo un proceso judicial en un país democrático para tratar de dilucidar qué pasó y hallar a los culpables. En Yecla, en general, se tiene un concepto abstracto de lo que ocurrió. Son muchos nuestros vecinos que, preguntados por el tema, contestan de forma dubitativa. Por eso he querido arrojar luz sobre este asunto.
Tenemos entendido que ha tenido acceso a los archivos de la Audiencia Provincial de Murcia para documentarse al respecto y ofrecer información hasta hoy desconocida…
Así es. Estos documentos están la Audiencia Provincial de Murcia y también están en la Casa de Cultura de Yecla y considero que son de vital importancia para comprender cómo se desarrollaron los hechos y la labor de la Justicia de la época para tratar de esclarecer esos mismos hechos.
¿Qué le ha llamado más la atención de toda la documentación con la que ha trabajado?
Lo que más me ha llamado la atención es la destitución del juez de primera instancia de Yecla, Joaquín Vázquez Naranjo, nombrándose el 29 de mayo de 1936 a un juez especial, de Murcia, Francisco Ruiz Jarabo, que se encargó del caso. Es él quien el 21 de junio da por sobreseída la causa, eximiendo por tanto de toda culpa al Estado. Se sobreseyó porque era la única manera de que el Estado no tuviera que pagar esos costes millonarios para reparar las iglesias de Yecla. Y los autores materiales, nunca pagaron por la barbarie que perpetraron.
¿Cree que los yeclanos estamos preparado para repasar ese dramático capítulo de nuestra historia o que puede levantar malestar en uno y otro lado? ¿Cómo están siendo las reacciones a su serie de artículos?
Todas las reacciones están siendo bastante positivas y la gente me felicita y me comentan que consideran esta serie de cinco artículos un excelente trabajo periodístico. Creo que todo el mundo tiene el suficiente grado de madurez sensatez para que este tema no suponga un problema, 87 años después. Además, son artículos respetuosos, que reflejan simplemente el sumario del caso, no se atenta contra el honor de nadie. Simplemente se reflejan lo que dicen los testigos y los jueces.
¿Le preocupa que esté tema se pueda utilizar con fines partidistas?
La quema de las iglesias en Yecla se produjo en una España muy distinta, con hambre y miseria, con un alto grado de analfabetismo y no hay opción a usar este tema para la lucha partidista actual porque aparte de que nada tiene que ver con lo que está ocurriendo ahora, tenemos una base sólida, más de 40 años de democracia en nuestro país que nos han proporcionado madurez, seguridad y libertad.
¿Qué lección deberíamos extraer hoy de aquellos lamentables sucesos?
Que fue un desastre, algo muy triste para Yecla y totalmente inexplicable. El patrimonio se destruyó y en, muchos casos, como la Iglesia de San Francisco o la Iglesia Vieja no se ha empezado a recuperar hasta bien entrada la democracia. Creo que es necesario conocer la Historia para no repetir los errores del pasado. Aunque esto es totalmente imposible que se vaya a repetir.
¿Algún nuevo proyecto en marcha?
Siempre. Trabajo en la historia de un señor, del que no diré el nombre, que cortó toda la alameda de la carretera de Pinoso y vendió la madera y nunca se ha sabido nada. Y también contaré por qué a los yeclanos nos ha costado 18 kilómetros de más llegar a Murcia durante casi medio siglo. En todo ello estoy.