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lunes, 25 noviembre, 2024
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SOMBRAS DEL PASADO

Álvaro Marco Martínez

La vendimia ha sido un trabajo sacrificado desempeñado tanto por mujeres como por hombres, era una faena donde se reunían grupos de vecinos, habitantes de una comarca o familiares para recoger la cosecha, en ella se contaban noticias, historias, rumores. Esta historia es un episodio trágico de un periodo turbulento de nuestro país.

Sobre la década de 1960 una mujer en confianza con una amiga le contó una historia de su infancia mientras vendimiaban, tuvo que hacer alguna pausa para respirar hondo ya que es una historia que no había superado ni siquiera tantos años después.

Apenas empezó a contar la historia cuando se echó a llorar, ella tendría catorce años y vivía cerca de lo que es el muro de los aguadores había sido una niña conocida en el barrio donde vivía era inquieta y muy viva sus grandes ojos marrones, pelo rizado y moreno daban alegría al barrio en años de guerra, se había movilizado a la sociedad para lo que se convertiría en una sangrienta guerra civil. El altiplano tuvo que mandar reclutas, a la vez que desde Murcia llegaban nuevos regimientos en dirección a Valencia.

Un joven sargento que vivía en Yecla fue destinado a Valencia con los refuerzos murcianos, la mujer contaba que él vivía cerca, en una casita no muy lejos del ya dicho Muro de los Aguadores, pero lo que entonces de niña no conocía era que aquel sargento se había fijado en ella. La noche antes de partir el hombre dijo que iba a despedirse de unos familiares y fue a casa de la chica dispuesto a llevársela o quizás a intentar fugarse con ella. Sus padres estaban sorprendidos y un poco asustados cuando le abrieron la puerta al ver su uniforme y las horas que eran. “Vengo a ver a su hija”. Ella, movida por la curiosidad, escondida podía verlo por una grieta desde su habitación; su padre parecía un poco aturdido por lo que pedía el soldado. “No sabía que tenía un amante”. A ella se le asomó una sonrisa divertida ante la ocurrencia de su padre. “Pero no está aquí”, añadió su padre y su madre asintió nerviosa respaldándolo. El soldado empezó a ponerse nervioso, por eso sus padres lo invitaron a pasar, estando en la pequeña salita el soldado parecía cada vez más enfadado y con unos ademanes bruscos exigió verla o no respondería de sus actos, su madre empezó a temblar pero de repente su padre, que en un descuido se había hecho con su azada, golpeó al sorprendido soldado por detrás de tal forma que lo mató.

 

Ella ahogó un grito, se le empezó a nublar la visión por las lágrimas que no pudo controlar pero en cambio sus padres ahora parecían estar más tranquilos, aunque podía ver el miedo en ellos, su madre se tapaba la boca y su padre no soltaba la azada como si fuese un arma capaz de protegerte hasta de los rayos. Escuchó como decía su padre “¿qué hacemos ahora con él?”. Su madre tardó unos segundos en responder: “Se lo echaremos a las mulas y los perros”, dijo en voz baja. Con mucho miedo pero sin dudarlo trocearon el cuerpo y se lo dieron a los animales; su madre limpió el salón del charco de sangre, mientras ella paralizada no podía creer lo que estaba pasando; su madre la descubrió y la abrazó con fuerza mientras le acariciaba el pelo. Ella era un mar de lágrimas y notó como su madre también lloraba pero no podía verla, aquella noche no pudo dormir. Pese a que sus padres le dirían muchas veces que eso era lo mejor y lo único que podían hacer por su bien y el de toda la familia, ella jamás se recuperaría de aquella noche.

Al día siguiente algunos soldados lo buscaron por toda la ciudad pero jamás dieron con él, probablemente lo interpretaron como un desertor y al poco partieron.

Cuando terminó de contar este episodio de su vida, su amiga la consoló y acordaron no decir nunca nada, pero al cabo de muchos años conforme pasó el tiempo y aquellas mujeres envejecían, así como los vecinos de aquellos años iban muriendo, la historia salió de aquel anonimato para ser contada aunque no se sabe bien quien de aquellas amigas lo hizo, quizás la protagonista de la historia para aliviar la carga que tenía dentro, o tal vez su amiga si falleció antes de la que fue protagonista. Es una historia oscura del Altiplano, pero no por ello debe omitirse ya que es una parte de la historia, una muestra de ese pasado que narra la vida de algunos vecinos de esta ciudad y de unos años difíciles.

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