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domingo, 24 noviembre, 2024
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ALCOHÓLICOS EN PRIMERA PERSONA

¿En qué momento pasa el alcohol de ser un entretenimiento a convertirse en una enfermedad, en una adicción?

Casualidades informativas. Ocurre de cuando en cuando que sin planearlo coinciden varias páginas en este periódico abordando un mismo tema. La actualidad es siempre espontánea e imprevista porque nunca sabemos por dónde nos va asalir. Esta semana nuestros lectores se encontrarán varios contenidos referentes a los estragos del alcoholismo en la sociedad yeclana. Por propia iniciativa José Luis Yago ha tenido la voluntad de acercarse a esta redacción para pedirnos que hagamos público que ha cumplido 30 años sin consumir ni una gota. Una valiosa experiencia en primera persona que nos relata con pelos y señales en la entrevista de este número.

Entre los artículos de opinión, Alejandra Puche agradece de su puño y letra a la asociación Las Flotas de Murcia la vital ayuda que ha recibido para decirle adiós al alcohol definitivamente. Y coincidiendo con el cierre de esta edición, se disputaba ayer miércoles el triangular en el Chumilla entre los equipos de Albatros, Cartagena y Alzira a beneficio de ARY, la asociación para la rehabilitación de personas con problemas con el alcohol, las drogas y otras conductas adictivas. Y, por cerrar el círculo de coincidencias informativas, en el anterior número Lupe Ortiz Medina reflexionaba sobre los conflictos que puede provocar entre los jóvenes yeclanos la adicción al móvil, hasta tal punto que la Consejería de Educación ha promulgado una normativa para intentar prohibir los teléfonos móviles en los colegios. Cuando el río suena agua lleva y, como vamos constatando, tenemos por delante muchas y serias razones para debatir sobre cómo podemos evitar que el río se nos acabe desbordando con el destrozo que acarrea personal, familiar y social. Y la primera consideración no puede ser otra que mentalizarnos de la omnipresente presencia del alcohol en nuestras vidas. Los niños hacen lo que ven en casa, solemos afirmar medio en broma y medio en serio. Pero poca broma con esta realidad.

Echamos mano del alcohol a todas horas y con cualquier pretexto. Bebemos para brindar por un éxito y para olvidar un fracaso; para celebrar bodas, prebodas, despedidas y ahora también separaciones; en santos y cumpleaños, aniversarios, reencuentros, comidas familiares, de empresa y quedadas con amigos. Bebemos en nacimientos y en entierros. De entierro vas, vino beberás. (Y suma y sigue, y etcétera, etcétera…). Es imposible desterrar el alcohol de nuestro entorno. Empecemos por reconocerlo en lugar de rasgarnos las vestiduras o tirar balones fuera. La única autodefensa, es concienciarnos de lo que se ha dado en llamar el consumo responsable para beber con la moderación suficiente para que la afición a degustar buenas bebidas no se convierta en la terrible y grave enfermedad de la adicción. De ahí la importante para padres e hijos de escuchar a las personas que han logrado salir del pozo para conocer con exactitud en qué momento pasa el alcohol de ser un placer o entretenimiento a ser una enfermedad, una adicción.

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