Alfonso Hernández Cutillas
La fiesta de San Blas en Yecla constituye una de las tradiciones más antiguas de la ciudad, ya que se remontan al siglo XVI. La devoción al médico y Obispo de Sabaste se mantiene en la actualidad, y en los primeros días del mes de febrero no hay casa en Yecla en la que no se pruebe el pan bendito.
La fiesta se celebra el primer fin de semana del mes de febrero, cercano siempre a la festividad litúrgica del Santo, el día 3 de febrero, y junto al Santo son protagonistas lo Mayordomos, que cada año se eligen para organizar los festejos.
Los actos comienzan el sábado por la tarde con pasacalle desde la casa de los Mayordomos a la Basílica, para rezar ante la presencia de la imagen. La comitiva continúa hasta la calle de la Iglesia, donde se encuentra la hornacina de San Blas. Es costumbre encender una hoguera ante la hornacina, y que los Mayordomos y otros participantes salten por encima del fuego. El domingo se organiza una multitudinaria procesión de San Blas. Se inicia con tres monumentales panes benditos adornados con “pajaritas” de papel portados en andas. Procesiona la imagen de San Blas, acompañada por las autoridades religiosas y civiles, y miles de yeclanos, especialmente de niños portando sus panes benditos.
La fiesta concluye con una tarde repleta de actividades lúdicas; cucaña, carreras de sacos, chocolate cómico, olla sorpresa y la celebración de un Cross urbano Pero al igual que ocurre en nuestra ciudad, San Blas se celebra en muchos pueblos y ciudades españolas, a saber:
En Toríl (Cáceres); se celebra el día 3, con la procesión de San Blas con los cordones hechos en el pueblo y posteriormente bendecidos por el Santo.
Espejo (Córdoba; se hace en todas las panaderías roscas de pan, que junto con los demás panes que se compran en el día son bendecidos.
Ateca (Zaragoza); un personaje, llamado “La Máscara”, con un traje con los colores de la bandera de Aragón, lleva un sable y un escudo para protegerse de las manzanas que le lanzan los niños, subiendo al r de San Blas. Lo rodean en un gran corro y juntos, Máscara y pequeños, corren por la ladera hasta llegar a la ermita del Santo. Los dulces completan la tradición.
Los Yébenes (Toledo); es el patrón de la localidad. El día 3 de febrero se realiza una romería con concurso de migas, rifas de objetos varios y procesión de subida del santo a su ermita, situada en una colina.
Albalate de las Nogueras (Cuenca); la festividad se celebra con una gran hoguera la noche del día 2 de febrero. El día 3 se subastan “los royos”, dulce similar al Roscón de Reyes, en la Plaza Mayor, que anteriormente han sido dados en ofrenda al Santo y posteriormente bendecidos.
Buenasbodas (Toledo); se celebra misa y procesión y se bendicen panes de anises que se ofrecen a los asistentes. Las pujas o subastas para llevan la imagen de San Blas, están organizadas por la Hermandad de San Blas.
Carrizosa (Ciudad Real); las familias preparan pequeños panes, conocidos como “panecillos de San Blas”, hechos de harina, aceite de oliva y matalahúva, bendecidos previamente. La tradición manda que los niños vallan recogiéndolos por las casas que lo reparten.
Miraflores de la Sierra (Madrid); la Romería al humilladero de San Blas recrea la expulsión de las tropas francesas durante la ocupación napoleónica. La leyenda cuenta que los mirafloreños, colgándose unos cencerros a la espalda, hicieron creer a los soldados que una estampida del ganado bravo iba hacia ellos, obligándolos a huir. Al término de los oficios religiosos, se degustan las tradicionales patatas con bacalao.
Arjonilla (Jaén); son típicas las rocas y rosquillas de San Blas, que son llevadas por los vecinos del pueblo a la parroquia para bendecirlas. Cuenta la tradición que una de las rosquillas hay que guardarla durante todo el año para que el santo proteja a los habitantes d ela casa de los posibles ahogamientos y le salud.
Ágreda (Soria); se celebra una Misa en honor a San Blas y se venera la reliquia del Santo. También son bendecidos lo panecillos que en este día 3 de febrero, los habitantes de Ágreda comen en familia con los amigos. En los panecillos se coloca una tortilla de patatas, por lo que ese día de San Blas es popularmente conocido en Ágreda como “el día de la tortilla”.
Moral de Calatrava (Ciudad Real); se celebra una romería el primer fin de semana de febrero, en un paraje donde se encuentra la ermita del Santo a 4 km. del municipio. Los romeros llevan al cuello la típica gargantilla bendecida, que es pasada por la capa del santo para la protección de la garganta. Se celebra una misa en su honor, y seguidamente es sacado en procesión. Esta tradición nos habla de las muchas enfermedades de garganta padecidas por los lugareños, debido a la excesiva humedad de las huertas. La jornada se prolonga con jornadas de convivencia y romerías adicionales conocidas como ReSanblas y Resamblasillo, que alcanza hasta el siguiente día de la festividad del Santo.
Dúdar (Granada); la festividad se realiza en fin de semana., siendo el día 3 de febrero la fecha de referencia para señalar que el fin de semana se llevará a cabo esta celebración. Es típico regalar en la procesión del día del patrón, roscas de San Blas, las cuales tradicionalmente se utilizan para aliviar los dolores de garganta y curar los resfriados.
Milagro ( Navarra); Se celebra durante varios días, con hogueras y reparto de roscos, nueces e higos. Es tradición dar tres vueltas a la hoguera para que San Blas les proteja de los dolores de garganta. Al día siguiente, 3 de febrero, el santo es portado por los mozos que han cumplido los 18 años por todas las calles del pueblo.
Carrión de los Condes (Palencia); se mantiene la tradición de “rodar la naranja”. Esta original actividad en la festividad de San Blas en la localidad palentina, comienza con una misa en la iglesia del Monasterio de Santa Clara en honor al santo. Tras la Eucaristía, los asistentes besan las reliquias de San Blas y posteriormente, los más pequeños de la localidad juegan con una naranja en la puerta del templo. Esta tradición asienta sus raíces en una leyenda protagonizada por el Cid Campeador. Según este relato, Rodrigo de Vivar se acercó, cargado de naranjas, hasta Carrión de los Condes para ver a sus hijas, pero este no las vio. Entonces, lanzó las frutas al suelo y comenzó a gritar hasta quedarse sin voz. Ante tal situación los jóvenes corrieron tras las naranjas para recogerlas. Rodrigo de Vivar antes de abandonar Carrión se paró en el Monasterio de Santa Clara y volvió a recuperar la voz.