Aunque en 2020 no se celebró por la pandemia fue en ese año cuando demostró más que nunca su fortaleza y arraigo
Mi padre expuso en la Feria del Mueble de Yecla, a la que entonces se le añadía la coletilla de “…e industrias afines”, durante las cuatro décadas de su vida que dedicó a comercializar tejidos para tapicería, y más tarde accesorios y complementos para el mismo sector. También expuso muchos años en la Feria del Mueble de Valencia. Siempre fue un comerciante convencido de la vital importancia que para la proyección de una empresa suponía exponer en las ferias de entonces, cuando no existía internet, ni redes sociales, ni móviles, ni nada que se le pareciera, y a las ferias se asistía con varias cajas de blocs de pedidos recién salidos de la imprenta con la esperanza de que el día de la clausura no quedara ni una sola copia que rellenar. Mi padre decía también que en las ferias se notan más las empresas que dejan de exponer que las que vienen acudiendo desde siempre.
Pero ahora las ferias han dado un giro de 380 grados al igual que la profesión de representante o viajante del mueble. La mayoría de operaciones, ventas o catálogos, se desarrollan, se presentan y se gestionan ‘on line’. Las visitas periódicas para presentar novedades se han sustituido por el frío “envíame tu propuesta por email y ya te contestaré”. Y no me enrollo más o voy a parecer el yayo batallitas: eran otros tiempos que no nada tienen que ver con hoy, radicalmente distintos. Internet ha mandado a hacer puñetas el trato de tú a tú de antes. Internet se lo ha cargado casi todo… porque a las ferias, no podrá sustituirlas jamás. Las ferias existirán siempre. Por mucha tecnología y todas las gestiones habidas y por haber a través de pantallas digitales, el contacto personal será siempre indispensable para asentar una relación empresarial estable y fructífera. “Semos humanos”, que no lo olvide nadie, eso nunca lo cambiará ni el más avanzado y revolucionario de todos los inventos tecnológicos que nos depare el futuro.
Y las ferias son la prueba más palpable de ello, como sabemos sobradamente en Yecla gracias a nuestra Feria, que ya suma 63 años. desde que en 1961 fue la primera que abrió sus puertas en España. A este respecto, y espero y deseo que nadie se moleste, si de mí dependiera yo seguiría reflejando en los carteles anunciadores y en las habituales promociones en medios de comunicación, que la Feria del Mueble de Yecla lleva a sus espaldas 63 ediciones, en vez de 62, aunque en 2020 no se celebrara por la pandemia. Es verdad que no abrió pero fue como una edición especial a puertas cerradas, porque ese fatídico año fue sin duda el que la Feria del Mueble de Yecla demostró más fortaleza y arraigo que nunca sobreviviendo a la crisis más acuciante y espantosa de todas las que ha sorteado a lo largo su existencia. Si a todas las ediciones de la Feria volviéramos a sumar el año que interrumpió el coronavirus sería reconocer el arrojo e iniciativa de quienes la pusieron en pie y de todos los industriales que la han venido reinventando y relanzando sin desánimo a pesar de todo lo que les ha caído encima en estos… ¡¡En estos 63 años de vida, ni uno menos, y en todos los que aún le quedan por delante!!
