Antonio M. Quintanilla
Desde que María de los Ángeles López Segovia (¿?) interpretó quizás el más famoso de sus estribillos no hay otra manera mejor de agradecer la asistencia al teatro que cantando “agradecido y emocionado, solamente puedo decir gracias por venir”. Porque nos quedamos sin palabras para expresar nuestro infinito agradecimiento al maravilloso público que presenció el estreno de “Mamá, quiero ser mayordomos”. La próxima representación subirá al escenario el viernes 13 de diciembre y, como seguro que sabe todo el mundo, la taquilla irá íntegramente para AFEMY, la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Yecla. Si quedan algunas entradas pueden aún adquirirse en la propia asociación, ubicada puerta con puerta con el hogar de mayores de Herratillas.
Y un ruego les pedimos casi a modo de súplica a quienes ya han visto la obra: por favor, no desvelen el argumento ni menos aún el final para que el público que asista a las siguientes representaciones mantenga la curiosidad hasta cuando se abra el telón. Porque ahora sí que hay telón aunque no sea el telón definitivo, pero por algo se empieza. Y, además que para mantener la intriga, se lo casi ruego pensando en los actores de ‘Tras el telón’ que de nuevo dentro de un poco más de dos semanas tendrán el arrojo de volver a representar esta comedia con la misma intención que el pasado sábado, que no es otra que sorprender a todos los espectadores con su insuperable actuación y excelente montaje y escenografía. Porque tras el telón de ‘Tras el telón’ hay muchísima gente que lleva más de dos años preparando este momento. Y no me refiero solamente a los actores y actrices, aunque por supuesto que también, sino a todos los integrantes que aportan su imaginación y ganas de trabajar para que todo salga a la perfección. Como en otras ocasiones, para no dejarme a nadie entre bambalinas, no voy a escribir aquí y ahora una relación que parece interminable porque son muchas personas las que empujan en cada proyecto de ‘Tras el telón’.
Me refiero a las caras que no vemos sobre el escenario y para quienes también van dirigidas las ovaciones y aplausos pues sin ellos sería imposible que todo saliera adelante también tras muchos meses de preparativos: maquillaje, decorado, vestuario, iluminación, efectos de sonido, montaje y desmontaje, transporte, apuntadores, y todo lo que pasa al final y que que no podemos contar. Hasta un equipazo de avituallamiento para que a la compañía no se le quede el estómago vacío ni se le seque la boca ni antes ni después de la función. E igual de vital es el ánimo de amigos y familiares que, antes incluso de haber visto nada, nos animan sin descanso desde el primer ensayo hasta el estruendo del casi interminable apluso de todo el aforo del teatro al completo puesto en pie como ocurrió el pasado sábádo. Si piensan que exagero por ser uno de los padres de esta criatura que se llama “Mamá, quiero ser mayordomo” pregunten a quienes asisteron al estreno. Pero por favor, que nadie cuente nada. Que todo el mundo que la ha visto se abstenga de hacer espoiler, como se dice ahora.