Dejando miles de vecinos contagiados, decenas de fallecidos, siempre en el recuerdo y poniendo en evidencia la importancia de la Sanidad pública y de la vacunación
Antonio M. Quintanilla – Alex Delegido
Han pasado cinco años desde aquel fatídico 14 de marzo de 2020 en el que la vida de Yecla se paró. Como se paró en toda la Región de Murcia, en España y en el resto del mundo, marcando el inicio de la declaración del Covid-19 como pandemia mundial, del decreto del confinamiento y de la irrupción en nuestras vidas de las mascarillas, los test de antígenos, del concepto de distancia de seguridad… El primer aviso lo daba nuestra portada del jueves 12 de marzo de 2020, cuando SIETE DÍAS informaba de la suspensión de varias competiciones deportivas, así como de la fiesta de clausura de la Ruta del Vino y la Tapa. Dos días después, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declaraba el inicio del estado de alarma, que duró 296 días, con el confinamiento durante 98 días para tratar de contener la expansión del virus.
Las calles se quedaron vacías como en una estampa propia de películas de ciencia ficción, vivimos momentos inéditos, como la llegada de los vehículos del Ejército a Yecla en el primer momento del estado de alarma y sólo los puestos de trabajo considerados esenciales (entre ellos nosotros, los periodistas) pudieron seguir desempeñando su labor. Las tres grandes Fiestas de Yecla: Semana Santa, San Isidro y las Fiestas de la Virgen no se celebraron en 2020, algo sin precedentes. Se paró la vida deportiva (las pistas de fútbol y baloncesto vacías, los gimnasios también) y también la actividad cultural y artística quedó suprimida… Paró la programación teatral y cerró el cine.
Eran aquellos meses en los que se formaron grandes colas en los supermercados y las tiendas, para cumplir con la obligada distancia social, en los que la preocupación era patente en todos y cada uno de nosotros. Esos días en los que los guantes y el gel hidroalcohólico eran los mejores compañeros en nuestro día a día. 2020 fue ese año terrible en el que la hostelería se vio gravemente afectada, teniendo que reinventarse y ofrecer sus productos para llevar a domicilio. Esos meses en los que el ocio nocturno se vio todavía más castigado que la propia hostelería enfrentándose a un cierre más prolongado. Semanas y semanas de clases virtuales para los niños y alumnos de Primaria, Secundaria y universitarios con los centros educativos cerrados y una época en la que se disparó una modalidad laboral que sigue muy vigente: el teletrabajo. Y fueron los meses en los que no pudimos visitar a nuestros familiares y amigos en otras poblaciones y en otras Comunidades Autónomas por las restricciones a la movilidad decretadas por el Gobierno para evitar la propagación del Covid-19.
En estos meses tan difíciles, en aquel 2020 terrible, Yecla demostró su valentía y solidaridad. Empresas del sector del tapizado y trabajadores se volcaron en elaborar mascarillas, elemento de protección indispensable para evitar los contagios, los agricultores salieron a desinfectar, fumigando las calles de Yecla con ahínco y los integrantes de las fuerzas y cuerpos de seguridad dieron todo para protegernos. Como también lo hicieron Protección Civil, Cruz Roja y Cáritas Yecla, siempre atentos a las necesidades de los vecinos.
Y especialmente hay que destacar a los profesionales sanitarios, que expusieron hasta sus vidas antes de la llegada de los equipos de protección y de las vacunaciones masivas, por atender a las personas que peor lo estaban pasando en la pandemia: personas de edad más avanzada o algunas otras más jóvenes pero con patologías previas que les hacían blanco más fácil para el maldito virus. Fueron los meses de los aplausos en los balcones para los médicos, enfermeras… Aplausos que lamentablemente han caído en el olvido pese a que la importancia de la Sanidad pública sigue en el centro del debate social y de la batalla política habitual.
Fueron siete las olas de coronavirus que sufrió España y Yecla, siendo la primera de ellas la más letal (de marzo a junio de 2020), que llevó el sistema sanitario al borde del colapso. La última (entre junio y septiembre de 2022) vino determinada por subvariantes de la enfermedad y aunque los contagios se volvieron a disparar, los casos fueron menos graves porque ya una gran parte de la población estaba vacunada. Las farmacéuticas fueron capaces de crear una vacuna efectiva que inmunizó a la población y que estuvo lista en apenas nueve meses. Inolvidable será siempre la imagen del recinto de Feria del Mueble Yecla acogiendo las primeras vacunaciones masivas contra el coronavirus.
Según refleja nuestra hemeroteca, en un artículo publicado el 17 de marzo de 2022, el 77% de la población del Altiplano estaba vacunada con al menos dos dosis al cumplirse el segundo aniversario de la pandemia, dato que las fuentes sanitarias consideraban y siguen considerando “el hecho determinante para vencer al coronavirus”.
Por desgracia, muchos yeclanos no pudieron vencer al virus. Y tampoco decenas de miles de españoles de todas las Comunidades Autónomas. El Instituto Nacional de Estadística recoge que 150.426 personas fallecieron por Covid-19 en toda España desde el inicio de la pandemia hasta finales de junio de 2023, cuando se dio por superada. Entre esos fallecidos están también decenas de vecinos de Yecla que fallecieron tanto en el Hospital ‘Virgen del Castillo’ como en otras áreas sanitarias a los que se les derivaba entonces. Miles de yeclanos pasaron la enfermedad con distintos tipos de gravedad y algunos todavía hoy arrastran secuelas.
El coronavirus fue una prueba de fuego para la sociedad yeclana en su conjunto pero, en aquellos días difíciles, todos, desde los niños, cuyo comportamiento hay que destacar como ejemplar, así como las personas mayores, demostraron que valores como solidaridad, generosidad o empatía no son sólo conceptos abstractos. Pese al enorme miedo de los primeros meses de la pandemia, todos los yeclanos estuvieron dispuestos a ayudar a su prójimo aunque era paradójico no poder darnos ni siquiera ese abrazo de apoyo y aliento que tanto necesitábamos.